El cerambyx, un insecto coleóptero, también llamado el escarabajo de las encinas, está causando daños en las dehesas de las provincias de Ciudad Real y Toledo provocando incluso, en algunos casos la muerte de ejemplares. Por ello, la Junta de Comunidades ha realizado un estudio específico para ver qué especies estaban presentes, ya que una de ellas, el cerambyx cerdo, está protegida por la directiva hábitats. La conclusión es que hay cerambyx cerdo y ceramby wellensii en todas las zonas muestreadas, por lo que la Dirección General «propondrá controlar las poblaciones sólo en zonas muy puntuales, y siempre como apoyo a otras medidas de restauración, regeneración y rejuvenecimiento, pues de lo contrario no se conseguiría ningún resultado».
De momento, el Gobierno regional ha instalado 54 trampas en las zonas de Brazatortas, Chillón, Hinojosas de Calatrava y Retuerta del Bullaque. El objetivo es capturar a los ejemplares adultos, de tal forma que las mayores capturas se han producido en los alcornocales que pueblan la falda del Cerro de los Terreros, en Chillón, señalan a La Tribuna fuentes del Ejecutivo autonómico, desde donde aseguran que los daños en esta zona «requieren de la toma de medidas correctoras». Por ello, indican que el control de poblaciones de cerambícidos podría ralentizar la desaparición de ejemplares de alcornoque, pero no va a detenerla, por lo que este posible control podría servir de apoyo a medidas de restauración y rejuvenecimiento del arbolado». En esta zona, «debería valorarse una sustitución de los alcornoques por otras especies más adaptadas a las condiciones climáticas que ya son y se prevén más severas», subrayan las mismas fuentes.
«Los daños mecánicos que originan los insectos xilófagos del grupo cerambyx constituyen una de las causas de deterioro prematuro del arbolado y de muerte de ejemplares añosos». Pero su presencia, reconocen, «no es la única causa ni la más importante» que está contribuyendo a la muerte de ejemplares de encinas y alcornoques en zonas adehesadas. Así, las mismas fuentes declaran que la sequía, las altas temperaturas y la falta de regeneración de las zonas de dehesa «están contribuyendo también a un decaimiento generalizado de las masas forestales en la región mediterránea, comprometiendo el futuro de estas formaciones».
Con el objeto de conocer el alcance de los daños provocados por estos insectos, el Gobierno regional realizó en 2019 una evaluación dirigida a identificar la presencia y nivel de afección del cerambyx en las zonas de dehesa. Se evaluaron 3.006 pies (963 en Toledo y 2.043 en Ciudad Real), principalmente de encina (83,8%), distribuidos en 148 zonas repartidas sistemáticamente entre las dos provincias. «Se reportaron daños de diverso grado en un 20% de los pies evaluados, observándose signos de presencia de cerambyx en 58 zonas de observación», detallan desde el Ejecutivo autonómico. En este sentido, y según las mismas fuentes, en estas zonas el 6% presentaban serrín y el 12% orificios de emergencia de adultos, por lo que «los signos de presencia de cerambyx estaban bastante extendidos pero las zonas con daños de importancia eran limitadas».
Con el fin de disponer de un mapa de distribución de las distintas especies de escarabajo longicornio en zonas adehesadas de Castilla-La Mancha, y en base a las áreas de mayor presencia de síntomas según el muestreo de daños realizado en 2019, el año pasado se realizó un muestreo en las provincias de Toledo y Ciudad Real.