Pesaba unas 15 toneladas, tenía 20 metros de longitud, una altura de tres metros hasta el lomo y de cuatro y medio hasta la cabeza, al tener un cuello larguísimo. Éstas son las medidas de Qunkasaura pintiquiniestra, el nuevo titanosaurio identificado en el yacimiento paleontológico de Lo Hueco (Cuenca), que se daba ayer a conocer en el Museo de Paleontología de Castilla-La Mancha (MUPA) y que viene a mantener al yacimiento conquense como referente europeo para conocer el Cretácico Superior.
Y es que, según el paleontólogo Francisco Ortega, uno de los autores del estudio, una de las características más relevantes de Lo Hueco, que cuenta con más de 14.000 fósiles y muchos de ellos en unas excelentes condiciones de preservación, es «la abundancia de esqueletos parciales de enormes dinosaurios, como es el caso de este último saurópodo, del que tenemos restos identificados que completan el 40% de su esqueleto. Algo bastante inusual e impresionante». No en vano, se trata de «uno de los esqueletos de titanosaurio más completos que se conocen en el Cretácico Superior europeo».
Relevancia. En concreto, del Qunkasaura se tiene identificados vértebras cervicales, dorsales y caudales, parte de las cinturas y elementos de las extremidades. Su morfología única, especialmente en las vértebras de la cola, ofrece nuevas perspectivas sobre los dinosaurios no avianos de la Península Ibérica.
El último giganteDe hecho, este ejemplar, en palabras de Ortega, ha permitido al equipo investigador llegar a la conclusión de que pertenece a un nuevo linaje de titanosaurio asiático, un grupo inmigrante que han bautizado como Lohuecosauria y que consiguió convivir en el mismo momento y lugar con el linaje más común hasta ahora en el suroeste de Europa en el Cretácico Superior, los lirainosaurinos, al que pertenece el primer dinosaurio identificado en el yacimiento conquense, el lohuecotitan pandafilandi.
Lo Hueco, por lo tanto, se convierte, según esta investigación, en el único yacimiento europeo en el que se conoce la coexistencia de ambos grupos de dinosaurios, a lo que se suma su constante contribución a conocer mejor el ecosistema de los últimos tiempos de los dinosaurios en el planeta, hace 75 millones de años.
La coordinadora de Cultura del Gobierno regional en Cuenca, Yolanda Rozalén, también presente en el acto, junto al investigador principal del estudio, Pedro Mocho, y el responsable del MUPA, Javier Semprún, subrayaba la relevancia de esta investigación paleontológica y dejaba claro que «el Gobierno regional seguirá apoyando esta carrera de fondo que es desvelar los misterios de Lo Hueco». Un yacimiento que, según Ortega, «aún tiene mucho por decir».
Guiño al Quijote. Uno de los placeres de los paleontólogos, más allá de lograr ese hallazgo perseguido durante años de trabajo de campo, es, posiblemente, poner nombre a esa nueva especie o ejemplar. Algo que en el caso del Qunkasaura pintiquiniestra ha servido para homenajear no sólo al lugar del hallazgo, sino también para hacer un guiño a la cultura conquense y a la obra universal de Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha.
Y es que Qunka hace referencia a la etimología más antigua del topónimo del área de Cuenca y Fuentes, mientras que Saura hace alusión al femenino de latín saurus (lagarto), pero también homenajea al pintor afincado en la capital conquense, Antonio Saura, y pintiquiniestra hace referencia a la gigante 'Reina Pintiquiniestra', uno de los personajes de una novela citada en el Don Quijote de la Mancha. Un nombre que quedará para la historia de la paleontología, en especial por arrojar algo de luz sobre el Cretácico Superior.