Las provincias del tercio noroeste peninsular y del interior de la mitad sur, entre ellas Ciudad Real, concentran las mayores caídas de población escolar registradas en los últimos diez años y proyectadas para los catorce siguientes, en una tendencia de la que solo se salvan un par de territorios.
Es el mapa que dibuja el análisis Las escuelas se están quedando sin niños: una oportunidad para transformar el sistema educativo, que firman los investigadores Lucas Gortázar y Jorge Galindo, ambos del Centro de Políticas Económicas de Esade (EsadeEcPol).
El trabajo recuerda que entre 2013 (el máximo histórico) y 2023 España ha perdido 450.000 menores de 16 años y pronostica que para 2037 la cifra habrá sobrepasado el millón de niños y niñas.
Dice este estudio que las «profundas desigualdades» de la demografía española, también en materia educativa, se dan no solo entre comunidades, sino también entre provincias y municipios e incluso dentro de cada uno de los territorios, aunque «la tónica es siempre la misma: en las zonas rurales el declive demográfico es muy superior al de las zonas urbanas».
Para aproximar esta realidad han comparado la caída de población de 0 a 15 años por provincias desde el pico demográfico máximo en España, que se produjo en 2013, hasta 2037, año en el que se detienen las proyecciones del Instituto Nacional de Estadística (INE) y que además coincide aproximadamente con el recambio de una cohorte entera de esa franja de edad desde el momento actual (14 años desde septiembre de 2023).
Las cifras obtenidas revelan que las caídas más pronunciadas se concentran en Castilla y León y otras provincias del norte y del interior sur, en contraste con otras que aglutinan municipios de tamaño medio, que presentan un escenario de mantenimiento, y algunas que ofrecen repuntes positivos.
Ciudad Real aparece en una posición destacada. Apenas Zamora, Jaén, Asturias, León y Palencia tienen peores perspectivas que Ciudad Real, donde se espera un descenso de la población en edad escolar hasta 2037, que llegará al 31 por ciento.
La conclusión es clara: «Si España ya tiene una demanda educativa notablemente polarizada, cada vez lo estará más: unos pocos puntos (núcleos densamente poblados con perspectivas demográficas menos negativas) concentrando demanda abundante; acompañados de otros muchos puntos con demanda escasa, pero sobre todo dispersa, y en franco declive demográfico».