Amigo Sancho, espero que al recibo de ésta te encuentres bien. Yo bien, gracias a Dios.
Como el encabezado de esta columna, así empieza uno de los poemas más importantes del romanticismo español, 'Canción del pirata'.
El Manchego no es que atacase en Miguelturra con diez cañones por banda, pero sí con todos sus futbolistas, tanto los que jugaron como los que se quedaron en el banquillo. En el partido ante el Estepona percibí que había un equipo, en el sentido de que todos intentaban ayudar al compañero.
Bien es cierto que en el primer periodo marcamos un gol y en la segunda nos tocó sufrir. Pero sufrimos con orden, al menos es lo que me pareció a mí. No se defendía por defender, sino tapando huecos y neutralizando al rival y cuando tuvo que intervenir, allí estaba Mena para evitar el gol.
Me gustó la defensa, formando un bloque férreo e incluso incorporándose al ataque, como una acción de Martín Ross que a punto estuvo ser gol de Van Rooijen.
No quiero extenderme más en alabanzas, pero sí añadir que el Manchego, aparte de la victoria, consiguió algo que hacía tiempo que no se daba: llenar el campo. Fue un ambiente increíble dentro y fuera del Municipal de Miguelturra con más de 1.000 espectadores, entre ellos un presidente que sufrió lo indecible en esos minutos finales. 
¡Enhorabuena a todos!  Pero esto no quiere decir que esté todo hecho, sino que sabemos lo que hacemos. Por eso, hay que seguir haciéndolo. 
Y el sábado, en Cádiz, a conseguir los 3 puntos.
Bueno Sancho, nada más por hoy. Recibe un abrazo de éste tu amigo que lo es.