Un centenar de personas se han congregado en el guardapasos de Nuestra Señora de la Esperanza en la mañana del Martes Santo para rezar ante la imagen, pero también para lanzar sus peticiones a Virgen del barrio del Pilar, antes de que recorra Ciudad Real, si el tiempo lo permite.
El Grupo Joven de la hermandad, que celebra sus 25 años, fue el encargado de dirigir el rezo, en primer lugar, y cantar a la Virgen de la Esperanza, como «una madre que no se cansa de esperar». La imagen, vestida con el manto para la procesión del Martes Santo, y con las flores y velas en su paso, presidía el acto con solemnidad ante la atenta mirada de los fieles. Junto a ella, también abiertas las puertas se encontraba el Cristo de Medinaceli, pendiente de la procesión y del Encuentro, previsto a las 23.30 horas en la plaza Mayor.
El hermano mayor de la Esperanza, José Luis Tarifa, explicó que este acto es una tradición en la hermandad del barrio del Pilar, «cuando por la mañana se abren para que la gente pueda ver a la Virgen». «Cantamos, rezamos y esperamos un poquito para que llegue la hora de salir en procesión», indicó.
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Tras esos cantos y rezos llegó el momento más emotivo con el encendido de tres cirios votivos. Uno se prendió por la Asociación del Cáncer, por la esperanza que necesitan los pacientes y la sociedad para poner fin a la enfermedad, que encendió el presidente local de la asociación, Ángel Pérez; otro para la Hermandad de Donantes, que prendió el coordinador de trasplantes del Hospital General Universitario de Ciudad Real, Luis Yuste; y una tercera para los cristianos perseguidos en el mundo, encendida por el párroco del barrio del Pilar.