El polvo del Sáhara que acompaña a la intensa calima que se está registrando estos días no sólo ha traído una estampa anaranjada, sino que también ha traído consecuencias en el estado de la ciudad, inundando con arena las calles, las aceras o el mobiliario urbano. 

Plantar cara a esta situación meteorológica atípica está siendo una batalla complicada para los servicios municipales de limpieza, tanto por la intensidad del polvo como porque cae de manera continuada. «Se limpia y a la hora ya está igual», comentó a este diario la concejala de Sostenibilidad, Mariana Boadella, quien detalló que para afrontar la situación «se están incrementando las labores de barrido mecánico».  

El objetivo es que la arena se acumule lo menos posible en las aceras y evitar que, unida a la lluvia en forma de barro que se ha anunciado por la Aemet, pueda derivar en problemas en zonas de paso o en los tragaderos de agua en la ciudad. 

Por esta razón, los efectivos de limpieza han venido trabajando en esta tarea a través de las labores de barrido, «incluso por la calzada», a fin de despejar las calles y que presenten el mejor aspecto posible,  aunque siendo conscientes de que la situación de calima se puede prolongar algunos días más y puede seguir teniendo su efecto en la suciedad de la ciudad. 

La esperanza asimismo es que llueva mucho no sólo para recargar embalses, sino también para limpiar toda la suciedad generada.