"Sé que es imposible que vuelva a ser lo que fui"

María Albilla (SPC)
-

"Sé que es imposible que vuelva a ser lo que fui" - Foto: Ricardo Rubio

El hilo rojo de la vida que separaba a Elton John de Mikel Erentxun tenía de fondo la melodía de un piano. Y así, un día cualquiera de aquellos de la pandemia que eran todos tristemente similares, el músico de San Sebastián se zambulló en la obra más setentera del británico y acabó con un piano en casa. Aquella revisión de los 70 le devolvió a los Beatles, a George Harrison, a David Bowie, a Lou Reed, todos referentes para él y de los que hay algo en Septiembre, el nuevo disco doble de Erentxun que se ha quedado a las puertas de ser triple al estilo All things must pass de Harrison.

Cada vez es más habitual escuchar que es ahora cuando empieza el año, así que Feliz Año Nuevo, en toda la extensión que tiene Septiembre.

(Risas) Septiembre siempre ha sido mi mes favorito porque era el comienzo de muchas cosas, del colegio, que a mí me encantaba; empezaba la liga de fútbol, el Festival de Cine de San Sebastián... Es un mes de contrastes y no sé, había que poner un título al disco, quería uno corto... Y ahí está Septiembre.

Este disco es un viaje a los 70; es un viaje a los Beatles, a Bowie a Elton John… ¿Se podría decir que es un disco lleno de tus referentes?

Este es un disco que tiene un pie en el presente y otro en el pasado. Y ese pasado son mis influencias, efectivamente. Son esos maravillosos años de finales de los 60, principios de los 70, y sobre todo son grupos para los que el piano era un elemento importante, que es el detonante de que este trabajo exista.

 Cuando vas a hacer un disco tiene que surgir la magia en algún momento con relación a algo. Una vez tuve un ataque al corazón y de ahí salió Corazones; al año siguiente estuve a punto de separarme e hice El hombre sin sombra y aquí lo mismo, pero más agradable, porque fue descubrir a Elton John y toda la discografía maravillosa de los 70. 

Temporalmente, esa comunión con Elton John surgió en la pandemia, cuando vio Rocketman y decidió comprar un piano. ¿Has pensado cómo nos deja esto a los demás? Todos aprendiendo a hacer pan y tú, a tocar el piano.

(Risas) La pandemia fue una experiencia muy traumática, sobre todo para los que perdieron familiares y amigos. Yo tuve suerte porque en mi entorno ni siquiera nos contagiamos, así que tengo casi un recuerdo amable porque estuvimos en un encierro familiar, cosa que no me había ocurrido. Mis hijos nunca me habían visto 24 horas en casa y tuve tiempo para leer, escuchar música... y para aprender a tocar el piano. Ahora lo toco medianamente mal, pero llevo 30 años tocando mal la guitarra y no he parado, así que me basta con saber lo justo para poder defender una canción en el directo. No aspiro a tocar como Elton John.

¿Te imaginas a lo Bob Dylan a los 80 años dando conciertos parapetado tras un piano o la guitarra será siempre la extensión de tus manos?

(Risas) No lo había visto así. Dylan es un superreferente y es un ejemplo a seguir en todos los sentidos, como seguir en activo a los 80 años. Efectivamente, no había caído en que ha acabado en el piano porque ya la guitarra le pesa mucho, así que bueno, a lo mejor acabo igual. De hecho, yo también tengo la espalda tocada de tantos kilómetros en furgoneta, la correa de la guitarra... Desde luego, la gira de Septiembre, va a tener mucho piano, aunque la guitarra sea recurrente.

Por esto de seguir con referentes, en Tren a Marte nombras a Lou Reed, Tom Petty y David Bowie. ¿Qué crees que habría que hacer para que las nuevas generaciones les sigan conociendo? Porque sonar, sonar… En las radios suena

más Aitana, que sacó disco el mismo día que tú.

Es una causa perdida. Por lo menos si lo aplico a mi familia... yo ya he perdido toda esperanza. Está complicado porque todos esos que son mis referentes se están yendo. Nos quedan pocos... Los Rolling Stones, Paul McCartney, Neil Young... y no hay recambio. Y, tal y como funciona ahora mismo la industria musical, ya no van a aparecer ese tipo de estrellas. Aparecerán otros perfiles, pero no van a tener la misma trascendencia que tuvieron estos.

Y, bueno, sí, mi disco salía el mismo día que el de Aitana, así que asumí que no iba a ser número uno, como mucho, número dos. El tiempo dirá si Aitana se convierte en referente, pero no por ser ella, sino porque ahora es muy complicado convertirse en un referente porque la música es de usar y tirar, los artistas ya no tienen el glamur ni el misterio de los 70. Con las redes sociales todo se ha vanalizado un montón. Antes nadie sabía cómo era Elvis Presley. Se ha perdido ese halo que hacía que las estrellas fueran inalcanzables. 

Bueno, pero también te gustan artistas de hoy como Taylor Swift, ¿no?

Es el único nexo musical que hay en mi casa. Lo que se escucha en mi casa es un horror y luego yo escucho 'mis mierdas' y entonces en el único punto que nos encontramos todos es ella. Los dos discos que hizo en pandemia son maravillosos, que son justo los que no les gustan a mis hijos.

¡Pero es que justo esos no se pueden usar para hacer un tik tok!

Ahí está, ese es el problema; esa es la jugada.

Al menos a tu hija le habrá gustado Oh, Siena, la canción que le has escrito en este trabajo.

Le ha gustado, pero con 15 años está en esa edad en la que no te lo dice, que no te da un beso cuando se va o vuelve a casa... Yo sé que le ha hecho ilusión y, probablemente, cuando sea más mayor, le hará más.

Claro, defines este nuevo trabajo como un disco con «alma analógica en piel setentera» en un momento de pleno apogeo de lo digital... 

Los analógicos somos minoría. Yo ya me considero hasta superalternativo porque lo que se escucha es otro mundo. Somos la especie en extinción. Grabar en analógico es como ir contracorriente totalmente. 

 Yo hago lo que me pone, lo que me excita, lo que me gusta, y todavía tengo un pequeño grupo de seguidores a los que les gusta. Con eso me conformo. Yo sé que es imposible que vuelva a ser lo que fui a nivel de popularidad con Duncan Dhu y con el primer Mikel Erentxun, pero es que estoy más a gusto conmigo mismo ahora que lo que estaba entonces.

El arranque de Flores y café es George Harrison total. Gracias por hacerme volver a escuchar My sweet lord. ¿Crees que Harrison quedó opacado por Lennon o McCartney?

Qué duda cabe. Es como en el fútbol. Igual eres muy bueno, pero te toca jugar con Messi y estás jodido. Harrison era buenísimo, muy top, pero estaba con dos genios. Aún y todo, y con su poca producción dentro de los Beatles, yo ahora si tengo que elegir cinco canciones, igual hay tres de Harrison. Escribió poco en los Beatles, pero son obras maestras: Here comes de sun, Something, While my guitar gently weeps... Eran maravillosos. Eran cuatro genios.

Aquí va la pregunta más difícil: Si tuvieras que elegir entre uno de estos tres dobles, con cuál te quedarías: Doble blanco de los Beatles, London calling de los Clash o Blonde on blonde, de Dylan.

¡Los tres están en mi top ten! Pero si tengo que elegir uno hoy, ahora mismo, sería el Doble blanco. Si me llegas a hacer esta pregunta hace tres años, la respuesta hubiera sido Bob Dylan y hace ocho, London calling, cuando hice El último hombre bala. 

¿Es mito o verdad verdadera que lloró viendo a Dylan en directo? 

Es verdad verdadera y, muchos años después, entendí lo que sienten los fans porque lloré sin poder reprimirlo durante dos canciones y mi mujer a mi lado me preguntaba atónita '¿pero qué te pasa?' y yo solo decía 'no sé, no sé, no puedo evitarlo...'. Comprendí entonces cuando Duncan Dhu tenía ese tipo de fans. Entonces me parecía divertido, pero no lo comprendía. Tres décadas después entendí esas emociones. 

En Cuando éramos ayer nombras Río Bravo. En esa película le preguntan a John Wayne: '¿Qué te parece Colorado? ¿Es bueno?' Y él contesta: 'Es tan bueno que no tiene ni que demostrarlo…'. Supongo que esto es, en definitiva, de lo que estamos hablando hoy.

¡Qué gran descripción! Río Bravo es una película magnífica y ese fue el título piloto de esa canción, aunque al final fue por otros derroteros... pero, efectivamente, hay artistas que no tienen que demostrar lo buenos que son constantemente.

Creo que también eres cinéfilo, pero desconozco tus gustos… Así, por hacernos una idea, ¿cuál es la última película que has visto y cuál la que más veces has visto en tu vida?

Sí, me gusta mucho el cine... La que más veces he visto es El padrino, sobre todo la uno, aunque la dos me gusta muchísimo también. Bueno estaría entre El padrino y La guerra de las galaxias. Y la última en el cine ha sido Indiana Jones y el dial del destino, que también me gustó mucho. Me sorprendió para bien. Y ahora lo que estoy es muy serie-adicto. Estoy enganchadísimo a Band of brothers, una serie producida por Steven Spielberg y Tom Hanks, que tiene una segunda parte, The Pacific. ¿Y has visto La Diplomática? Tienes que verla; muy buena también.

Retomemos la música, esta vez desde la perspectiva de las letras. ¿Cuáles son tus principales obsesiones y cómo han ido cambiando?

El paso del tiempo es la mayor de mis angustias, por eso Cuando éramos ayer, Los días que no vivimos... El paso del tiempo me obsesiona, sí, desde hace tiempo y cuanto más mayor me hago, pues más me sucede. Tengo dos trucos para no cortarme las venas; uno es escribir canciones y, el otro, llevarlo con buen humor. Yo me río mucho de mí mismo, pero sí... es una de mis mayores obsesiones. Y no tanto por el miedo a la muerte como por la sensación de que estoy muy a gusto viviendo y de que tengo muchas cosas por hacer.

Consideras que ahora haces mejores canciones que antes, aunque en los conciertos siempre te pidan las de hace años?

Sí, pienso que mi discografía actual es bastante mejor que la primera, lo que pasa es que competir con los éxitos de Duncan Dhu es misión imposible. Esto hay veces que lo he llevado bien, otras veces mal... La experiencia de Amigos de guardia me ha ayudado mucho a reconciliarme con mi repertorio pasado, ya que al mirar hacia atrás he estado muy cómodo haciendo las viejas canciones del grupo y las de mi primera etapa en solitario, pero cierro esta puerta y ahora me centro en Septiembre. En la próxima gira habrá poca cabida para las canciones viejas.

¿Te ha frustrado alguna vez tener que cantar 100 gaviotas dónde irán?

Es una canción buenísima, de las que mejor definen el espíritu de Duncan Dhu, pero sí, claro, a veces me he cansado de cantarla... pero también está la recompensa del público y ver a la gente emocionada y cantando está muy bien.

¿Sintetiza tu vida hoy el trinomio familia, running, rock and roll?

Familia, desde luego. Estoy muy contento en mi faceta de padre. Al principio no lo hice bien, me divorcié con dos hijos y... bueno, es difícil compaginar la faceta de marido y padre con la de una estrella del rock, aunque sea venida a menos. Aquello me costó un divorcio, pero ahora lo llevo mucho mejor.

 Rock and roll, desde luego, es mi vida, mi oficio, y mi afición. Disfruto muchísimo escuchando música y comparando discos. Y la tercera... también. El deporte en general y correr en particular ocupan un espacio importante en mi vida. Corro todos los días y me gusta ir solo porque es un rato de encontrarme conmigo mismo. No cambio por nada ese momento y cuando llevo días sin hacerlo, me entra mono.

Nos faltaría meter ahí el cine y la literatura como cuarto apartado.

En este trabajo también tienes una amiga de guardia que es Annie B Sweet en Tú yo contra el mundo. ¿Cómo ha sido esta colaboración?

Annie es una buena amiga, además de una cantante mágica que tiene un ángel en la garganta y alma hippie. Es maravillosa. Cuando la llamamos, sin escuchar la canción ni nada, se vino para San Sebastián y al final se quedó hasta que terminamos de grabar.

También ella es la voz flamenca de fondo en Al sur de Vejer, ¿no?

Sí... Es que venía a cantar en una y al final participó en siete.

Cada vez le llama más el sur y, ahí lo tenemos...

Andalucía en general y Cádiz en particular, nos gusta muchísimo a mi familia y a mí. Concretamente a Benalup-Casas Viejas, que es un pueblo pegadito a Vejer, vamos dos o tres veces al año y no sé si acabaremos viviendo allí, pero nos encantaría tener una casita o algo y pasar allí temporadas. El sur es muy atractivo para alguien que vive en el norte. 

Hace poco te escuché que estuviste a punto de colaborar en una ocasión con Julio Iglesias... Hubiera sido un dueto muy particular.

Sí, en El último vuelo del hombre bala teníamos una canción que le iba perfecta y teníamos un contacto, un camino... y nos consta que la escuchó, que le gustó, pero no encontramos el momento y, muy amablemente, declinó la oferta.

A las puertas de cumplir 40 años en la música y con la espinita de que Septiembre no haya sido triple... ¿Amenazas con un quíntuple al estilo El salmón, de Andrés Calamaro?

El triple es una obsesión que llevo años persiguiendo. Ahora he estado muy cerca, pero faltaron tiempo y dinero. Llegar a El salmón es excesivo... hasta como fan de Calamaro.