Un hombre, de iniciales M. A. R. L., ha sido condenado por la Audiencia Provincial a una pena de nueve años de prisión y siete más de libertad vigilada, más una indemnización de 25.000 euros, como autor de un delito continuado de agresión sexual a una menor, sobrina suya, en unos hechos que sucedieron en los veranos de 2013, 2014 y 2015. De esta forma, el tribunal da por probada la acusación que sobre él ejercieron tanto el ministerio fiscal como la acusación particular, según la sentencia a la que ha tenido acceso este periódico.
La condena supone una mínima rebaja de dos años con respecto a lo solicitado por la acusación particular, argumentada con el atenuante de dilaciones indebidas, después de que hayan pasado casi diez años desde los hechos que han sido juzgados.
Según esta sentencia, queda probado que el condenado habría aprovechado varias visitas al domicilio de su cuñada, en una localidad de la comarca de Valdepeñas. Cuando ella y su mujer, ambas hermanas, se ausentaban de la casa, quedándose la menor al cuidado de un primo pequeño, el acusado, «guiado en su ánimo por satisfacer sus más bajos instintos sexuales, se acercaba a la menor y la besaba en la boca, llegando a introducirle la lengua e igualmente le realizaba tocamientos en el pubis, tanto por encima como por debajo de la ropa, llegando a introducirle el dedo en la vagina», según relataba el ministerio público en su escrito de acusación provisional.
Durante las dos sesiones que duró el juicio, M. A. R. L. negaba estos hechos con rotundidad ante el tribunal, asegurando que la falsa denuncia de la menor podría haber sido inducida por su madre a raíz de un antiguo enfrentamiento de su hermana, mujer del acusado, con un abuelo.
Sin embargo, la víctima, que ahora tiene 20 años y que declaraba en la misma sala aunque evitando el contacto visual con el acusado detrás de un biombo, se reafirmaba en su declaración original, en una sesión que se celebraba a puerta cerrada por petición de la familia de la joven, quien ha estado en tratamiento psicológico por estos hechos.
Por su parte, el abogado de la defensa, Cipriano Arteche, sostenía que su cliente era totalmente inocente de unos hechos que la menor no contaba a su familia hasta dos años después de lo sucedido, y a su vez la familia no los denunciaba hasta que no pasaron otros dos años más. Una demora a la que se sumaban las largas diligencias instruidas en el órgano judicial de Valdepeñas competente.