Francisco Nieva, hombre insigne del teatro

Ana Pobes
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El artista destacó en el mundo cultural en todas las facetas de la vida escénica. Nació en Valdepeñas el 29 de diciembre de 1924, hace ahora cien años

Francisco Nieva, hombre insigne del teatro - Foto: JL

Francisco Nieva es uno de los nombres imprescindibles para entender la historia de la escena española del siglo XX. Destacó en el mundo cultural en todas las facetas de la vida escénica. Nacido en Valdepeñas el 29 de diciembre de 1924, fue autor teatral, escenógrafo, figurinista y director de escena, entre otras cosas. «Fue de todo», comenta Beatriz Patiño, directora del Museo Nacional de Artes Escénicas de Almagro, donde se guarda parte del legado que donó el artista valdepeñero. La ciudad del encaje custodia 664 obras de «diferente naturaleza», de las que 347 son «autoría del propio Nieva». Y es que en su trayectoria es tan importante su labor como escenógrafo como sus textos, aunque realmente fue conocido por sus creaciones para montajes ajenos, tanto como diseñador de decorados como de figurines. 

Telones, trajes, documentos, fotografías, manuscritos, así como algunas de sus obras de pintura y escenografía se guardan como oro en paño en el museo almagreño, donde no solo acuden los amantes del teatro, también «muchos investigadores que llegan con el objetivo de conocer la figura de Nieva».  

En una de las salas del museo, cerrado temporalmente por obras, Ludy Ruiz, técnico de mantenimiento de vestuario del Museo Nacional, saca de uno de los depósitos el traje de la obra del valdepeñero Tórtolas, crepúsculo y telón, que se representó en el año 2010 y cuya figurinista fue la ciudadrealeña Rosa García Andújar. Un vestido, comenta, que lo llevó Esperanza Roy y que destaca por «sus distintos materiales», desde tules bordados y pedrería hasta incrustaciones. «Un traje muy rico y elaborado», cuyo precio en el mercado puede llegar a alcanzar los 5.000 euros, no sólo por su antigüedad, sino también por los elementos que lo componen. Es uno de los 23 trajes con referencias a Nieva que se guardan en el museo. Junto a él, otros muchos documentos, figurines y textos de quien modernizó la escenografía y el figurismo y revolucionó la dirección de escena. 

Francisco Nieva, hombre insigne del teatroFrancisco Nieva, hombre insigne del teatro - Foto: Rueda Villaverdecien años de su nacimiento. Coincidiendo con el centenario de su nacimiento, la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) junto al Museo Nacional de Artes Escénicas y en colaboración con el Instituto de Almagro de Teatro Clásico de la institución académica, han organizado unas jornadas como homenaje a Francisco Nieva, una de las principales referencias de la renovación del teatro español de la segunda mitad del siglo XX, tanto desde el punto de vista literario como escénico. «Nuestro objetivo es difundir y fomentar la importancia que tiene Nieva para la historia del teatro contemporáneo y que el público pueda entender su gran capacidad creativa». Es uno de los pocos actos que se han llevado a cabo en el año de su centenario en homenaje a este personaje célebre cuya «relación con La Mancha no es algo material: es una raíz espiritual que no se podrá arrancar jamás», declaró en 2010, cuando recogió en Almagro el Premio Corral de Comedias.  

Para los que le conocieron fue «uno de los grandes renovadores del teatro español del siglo XX. Su aportación está a la altura de los grandes, como Valle-Inclán, de quien hereda una estética y un lenguaje. Su teatro es la estilización de un lenguaje y es un reto para los directores escénicos, pero también para el público. Tuvo el acierto de unir lo popular con lo culto, hacer que la vanguardia llegara al espectador medio e integrar lo barroco, lo goyesco, lo romántico, lo carnavalesco y la zarzuela». Son las palabras de José Luis Loarce, escritor y columnista de La Tribuna, quien tuvo la ocasión de estar con Nieva en dos ocasiones. «Me pareció una persona muy cercana, súper abierta y conversador. Lo abordé en aquel momento en plenos ensayos de La señora tártara, y me atendió encantador. Un tipo fascinante, con una inteligencia verdaderamente prodigiosa». 

Recuerda que Nieva, que «sufrió la censura del franquismo en sus obras, con sus feroces sátiras contra el poder, fue un espíritu libre siempre, lejos de adoctrinamientos e ideologías. Huyó de moralinas y dogmatismos. Como decía Carlos Bousoño, lo suyo era una poesía burlesca, corrosiva, que instaura un nuevo orden moral».  

UNA GRAN SENSIBILIDAD. El profesor de la UCLM, Jesús Barrajón, también tuvo la oportunidad de tener contacto directo con Nieva. Su vinculación con el dramaturgo manchego le vino a raíz de la elaboración de su tesina sobre su obra. Fue entonces cuando entablaron una amistad «entrañable» que duró hasta el día de su muerte (10 de noviembre de 2016, Madrid). «Era una de las mejores personas que he conocido. Muy artista, culto, lector y con gran sensibilidad en todo aquello relacionado con las artes. Era muy bondadoso y generoso con todo el mundo que se acercaba a él, como lo fue conmigo, que me aproximé a él para decirle que estaba estudiando su obra y que me gustaría tener su ayuda». 

Francisco Nieva, hombre insigne del teatroFrancisco Nieva, hombre insigne del teatro - Foto: Rueda VillaverdeAsegura que son «numerosas» las obras que llevan el sello de Nieva. De hecho, cuando en el año 2007 se publicó la obra completa, recuerda, fueron dos volúmenes de más mil páginas cada uno. Uno de narrativa y de textos de carácter crítico, y otro de teatro. «Dividió su obra fundamentalmente en tres direcciones: El teatro Furioso, el teatro de Crónica y Estampa y el teatro de Farsa y Calamidad. En cada uno de los apartados hay entre diez y quince obras», a lo que se sumó después «mucho teatro breve, adaptaciones de obras de otros como, por ejemplo, Sombra y Quimera, de Larra, y las novelas, las publicó a partir de 1991», señala. 

Un hombre con «una producción literaria muy amplia» que empezó a ser conocido en 1976 con el estreno de La carroza de plomo candente aunque las obras que lo consolidaron y que más popular le hicieron fue el estreno de Coronada y el Toro en el año 1982, a lo que contribuyó también, un año más tarde, en 1983, la adaptación como escenógrafo de Los baños de Argel, de Cervantes. A partir de entonces, «empieza a ser considerado y muy valorado. Entra en la academia y recibe el premio Príncipe de Asturias. Empieza a ser un autor conocido cuando tiene entre 55 y 60 años a pesar de que escribe mucho y desde muy joven. Primero fue conocido como pintor y después como escenógrafo, como autor teatral lo empieza a ser principalmente en los años 80 y 90».

Por todo ello, los que conocen muy bien su obra lamentan cierto olvido institucional hacia su figura. «Parece que nadie se acordaba, ni se acuerda de, como dijo Umbral, este finísimo manchego de La Mancha cruda y ruda», implora Loarce, quien ha echado de menos una «obligada exposición conmemorativa por parte el Ministerio de Cultura y la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha» para quien trabajó con José Luis Alonso en el Rey se muere y con Adolfo Marsillac en Pigamalión y Después de la caída. «Se le ha valorado en la medida que se ha podido», añade Barrajón, quien recuerda que en Valdepeñas,   a finales de los años 70, el alcalde de entonces, Esteban López, le otorgó el cargo de Hijo Predilecto de la localidad, donde un auditorio y un instituto lleva su nombre. 

FALTA DE ATENCIÓN. «Se le prestó mucha atención en aquella en época, cuando se hizo más popular en Madrid», pero después, lamenta, la provincia, la región y su ciudad natal «no le ha prestado la atención suficiente». «No existe una vinculación especial. Me llama la atención que no haya un centro de estudios teatrales con su nombre ni una beca. En los últimos años se debería haber hecho más por su obra, y haber tenido más entusiasmo a la hora de divulgar su teatro y hacerlo en el contexto del teatro de su tiempo», añade. 

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Francisco Nieva, hombre insigne del teatro
Francisco Nieva, hombre insigne del teatro - Foto: Rueda Villaverde
Nieva, a la izquierda, junto con el tomellosero Antonio López.
Nieva, a la izquierda, junto con el tomellosero Antonio López. - Foto: Rueda Villaverde
Francisco Nieva, hombre insigne del teatro
Francisco Nieva, hombre insigne del teatro - Foto: Rueda Villaverde
Francisco Nieva, hombre insigne del teatro
Francisco Nieva, hombre insigne del teatro - Foto: Rueda Villaverde

Aunque los estudiosos y conocedores de la obra del escenógrafo y académico confían en que las nuevas generaciones conecten con su obra, ya que «versionar hoy sus piezas, con montajes actuales que pongan al día aquellos aspectos más vigentes, es algo perfectamente válido para los nuevos públicos». señala Loarce. Un ejemplo de ello es la «estupenda» versión que la albaceteña Rakel Camacho hizo el año pasado de Coronada y el Toro, en los teatros del Canal de Madrid.