En junio de 2019, el presidente de la Diputación de Ciudad Real, José Manuel Caballero, subrayó que la lucha contra la despoblación y la atención a los municipios más pequeños iba a ser uno de los principales objetivos de la legislatura. Un reto que la Institución provincial afrontó mediante un plan que tomó como referencia un informe sobre esta materia elaborado por la Universidad de Castilla-La Mancha. Cinco años más tarde, su sucesor en el cargo, Miguel Ángel Valverde, también le declaró la guerra a este fenómeno, que afecta a la mayoría de territorios del país, con la puesta en marcha de una herramienta, la Agencia de Reto Demográfico, con la que pretenden coordinar las acciones y los esfuerzos para intentar frenar este gran problema que sufren, especialmente, las zonas rurales.
La herida poblacional es difícil de suturar, pero ya se empiezan a ver algunos brotes verdes. Entre 2019 y 2023, ocho municipios de Ciudad Real rompieron la tendencia demográfica negativa que venían arrastrando desde comienzos de siglo: Arenales de San Gregorio, Arenas de San Juan, Brazatortas, Cabezarrubias del Puerto, Calzada, Caracuel, Solana del Pino y Villamayor. Se unen a otros 14 que ya presentaban una evolución positiva desde el cierre del ejercicio 2000: Alcázar de San Juan, Almagro, Argamasilla de Alba, Bolaños, Carrión, Ciudad Real, Miguelturra, Pedro Muñoz, Picón, Poblete, Pozuelo, Torralba, Tomelloso y Valdepeñas. Es decir, 22 localidades de la provincia, el 21,5% del total, ha ganado población desde que la Diputación abrazó esta compleja causa. A nivel global, como provincia, Ciudad Real ha ganado 1.500 habitantes en año y medio. A fecha 1 de octubre, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), 493.297 es el número de personas que vivían en algún punto del territorio.
La radiografía de la despoblación en Ciudad Real no deja lugar a dudas: cuatro de las seis comarcas de la provincia, Montes, Alcudia, Montiel y Sierra Morena, arrastran serios problemas demográficos desde hace ya bastantes años, y sólo en casos puntuales se ve algo de luz al final del túnel. En la otra cara de la moneda se encuentra el Campo de Calatrava, con la capital y los municipios que gravitan alrededor, especialmente Poblete y Miguelturra, pero también Carrión, Torralba o Pozuelo, como faros poblacionales. Y La Mancha, donde se ubican algunas de las localidades que ejercen de motor económico del territorio, como Tomelloso, Alcázar de San Juan, Manzanares y Daimiel.
Hay que subrayar que la pérdida de población no sólo afecta a las zonas rurales. De hecho, desde 2019 hasta 2023, último año con datos oficiales del INE, municipios de tamaño mediano y grande, como Manzanares, Daimiel, La Solana, Socuéllamos, Villarrubia y Herencia, han visto caer el número de vecinos empadronados. El caso más sangrante es el de Puertollano: la ciudad industrial ha perdido 2.900 habitantes durante este periodo y más de 5.000 desde el comienzo del siglo XXI, cuando estaba aún por encima de la barrera de los 50.000. Sólo 22 municipios tienen en la actualidad más población que a fecha 31 de diciembre de 2000.
Pese haber logrado «paralizar la sangría demográfica», el escenario actual de Calzada deja a su alcaldesa, Gema García, con un sabor agridulce. La localidad natal de Pedro Almodóvar ha ganado 60 habitantes en el último lustro, pero no consigue que su saldo vegetativo mejore, y «el éxito real en términos de población lo marca el que haya más nacimientos». Pone como ejemplo a Pozuelo y Calzada: «Son dos municipios con más o menos los mismos habitantes, pero Pozuelo está vivo porque tiene una población equilibrada, con muchas familias y niños, y la de Calzada está claramente envejecida, pese a que todas las políticas que impulsamos buscan siempre apoyar a las familias».