Hace seis años un grupo de soldados independentistas del norte de Mali llegaron a su ciudad natal, Kayes, y asesinaron a varias personas, entre ellas, su padre. Fue una de las 400.000 víctimas mortales que se ha cobrado hasta ahora una guerra intestina que estallaba hace ya 12 años, con la revolución de los tuareg, y que no tiene visos de solución a corto plazo. En este país es inviable plantearse un proyecto de vida, y más si perteneces a la zona sur o el color de tu piel es negra. El racismo, las diferencias étnicas y religiosas y la política han convertido a este rincón del África Occidental en un estado fallido donde vivir en paz y libertad es imposible. Cientos de miles de malienses no tuvieron más remedio que abandonar su casa y buscar refugio en Europa, y Oumar es uno de ellos.
Oumar Konare tiene 26 años y llegó hace diez meses a Ciudad Real. Es uno de los 263 refugiados a los que Cruz Roja está ayudando -datos de 2023- a emprender una nueva vida en esta ciudad, proporcionándole diversos servicios que abordan múltiples necesidades (alojamiento y la manutención, información y seguridad, asistencia jurídica, formación e integración laboral, aprendizaje del idioma, búsqueda de vivienda, servicios de traducción e interpretación, apoyo administrativo, promoción de la participación ciudadana...) Poco a poco va recuperando su sonrisa, la sincera, la de verdad, porque tiene otra mueca en su boca que emplea como sustituto de la emoción y las lágrimas, para no derrumbarse cuando se le pregunta por su madre: hace casi un año que no sabe nada de ella, ni tampoco de sus dos hermanos. En su interior algo le dice que siguen vivos, pero desconoce dónde ni cómo.
Para Oumar, Ciudad Real es sinónimo de esperanza. Aquí se siente feliz y, lo más importante, ilusionado en empezar a forjarse una nueva vida. De hecho, ya ha empezado. Mientras espera la resolución definitiva a su petición de asilo en España como refugiado, forma parte del programa de Acogida e Integración de Personas Solicitantes de Protección Internacional. Es un alumno aventajado con el castellano, está adquiriendo formación para poder trabajar en un almacén y en la actualidad está contratado como ayudante de cocina en Doña Croqueta. A Oumar le brillan los ojos cuando mira al frente: «Aquí en Ciudad Real veo futuro».
El refugiado Oumar Konare, durante su entrevista para ‘La Tribuna’ - Foto: Rueda VillaverdeLe gustaría dedicarse a la cocina y formar una familia. Está muy agradecido por cómo le ha acogido la ciudad y los ciudadrealeños, «gente tranquila, gente buena», en un lugar donde no existe el racismo, al menos según su experiencia personal. Convive en un piso de Cruz Roja con otros compañeros en situación parecida a la de él, de Colombia, de Somalia y de Costa de Marfil. No encuentra palabras para dar las gracias a esta organización, que está costeando todos sus gastos. Es el primer paso para poder llegar a ser independiente, «con mi trabajo, con una familia».
En camión y en patera. A Oumar le cambia el gesto cuando se le pregunta por su viaje hasta España; toda una odisea. Salió de Mali en un camión con destino a Argelia, y en la localidad costera de Boumerdès lograba embarcarse en una patera junto con otras 23 personas. Lo hizo sin dinero, «pidiendo favores». Afortunadamente, llegaban todos sanos y salvos a Mallorca después de un día de viaje que a él le pareció un mes. Prefiere no entrar en detalles sobre su éxodo. Solo acierta a confesar que fue «muy duro y muy peligroso» y que vio cosas que prefiere no recordar. Tiene marcado a fuego el enorme racismo que reina en Argelia contra los extranjeros de piel oscura, algo que no acierta a entender.
Aunque se le encoge el corazón cuando se acuerda de su madre y sus hermanos, se esfuerza por mantener la vista al frente. No ha llegado a España por gusto, sino por necesidad. Lo daría todo por poder vivir en Mali, junto a su madre, con un trabajo, con una familia, pero ahora su futuro está aquí, en Ciudad Real. Un sitio donde poder tener una vida mejor, una existencia digna. Oumar se la merecen.
Oumar y el futuro - Foto: Rueda Villaverde
20 de junio, Día Mundial del Refugiado
Este jueves, 20 de junio, se conmemora el Día Mundial de las Personas Refugiadas, tal y como fijaba la Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU). Por este motivo, Cruz Roja, Cepaim, Movimiento por la Paz y Accem han programado una serie de actividades que comenzarán hoy mismo con una mesa redonda (10 horas) en el antiguo casino, con hasta cuatro ponencias. Ya el jueves, los Jardines del Prado acogerán el acto central (19 horas), con un photocall, talleres en los stands de las entidades, música rap y yanera, baile africano y la lectura de un manifiesto.