La relación entre las ventas de un vehículo y la posibilidad de llenarlo del combustible necesario es una de las claves del desarrollo de cada nueva tecnología. Así pasó cuando la gasolina pasó a sin plomo y a 98 octanos, y, ahora, ocurre con la llegada de los vehículos eléctricos. Por este motivo, en 2021, las dos principales asociaciones de fabricación y venta de vehículos de España, Anfac y Faconauto, diseñaron una hoja de ruta para marcarse objetivos de cara a lograr el objetivo de la Unión Europa y que en 2030, en siete años, circulen por las carreteras de España tres millones de turismos eléctricos. Su mapa indicaba una serie de hitos, el primero en 2023, apuntando que a 31 de diciembre de este año debería haber 520 puntos de recarga públicos instalados en la provincia de Ciudad Real. Sin embargo, la situación está muy lejos de ser una realidad. Apenas hay un centenar instalados, algunos fuera de servicio, según remarca la web de Electromaps, el principal mapa de puntos de recarga que hay en España.
La situación es tal que el ritmo de crecimiento es muy lento. Por ejemplo, en el verano de 2021, había 76 de estos puntos de recarga, en 2018, eran doce y en 2016 solo había dos. Los datos apuntan a que se han abierto una veintena de electrolineras cada año, durante el último lustro, por lo que para alcanzar el hito marcado para diciembre de este año y al ritmo actual serían necesarios 20 años, lo que hace imposible alcanzar la meta.
transición y mercado. El presidente de Fecir y responsable de automoción en la organización empresarial, Carlos Marín, apuntó a las dificultades que hay de crear estas infraestructuras, cuando aún no está clara qué tecnología será la principal. Señaló que no hay camiones eléctricos, sí de gas y en el futuro llegarán los de hidrógeno. «Hay que hacer las cosas con cabeza, teniendo en cuenta el desarrollo tecnológico, la capacidad de nuestra red de carga, la capacidad, las distintas tecnologías para reducir el CO2», indicó Marín, quien señaló la importancia de plantear la transición eléctrica con combustibles de transición, como los biocombustibles o el gas.
«Si el coche eléctrico se tiene que extender, lo primero es que lo tiene que decidir el mercado». Por este motivo, para Marín el hecho de que falten tantos puntos de recarga implica también un estudio de costes, porque cuesta mucho su construcción. «Primero no está unificado, hay varios tipos de enchufe y luego está el tiempo que se tarda en cargar el vehículo». En este sentido, Marín recordó que «no se ponen electrolineras porque no hay coches eléctricos», pero no se compran coches eléctricos por muchos otros motivos, como su autonomía y «la incertidumbre» que existe en este ámbito. Hay quien opta por «esperar a que haya más electrolineras», pero también a que «se clarifique un poquito más la tecnología».
En la actualidad, el mercado de combustibles alternativos es escaso en la provincia, apenas hay 1.500 vehículos en un parque de 370.000, según datos de la Dirección General de Tráfico al cierre de 2022. En los primeros seis meses de este año se han matriculado 195 vehículos eléctricos, mientras que los híbridos, siguen siendo mayoría, con 663 matriculados en los primeros seis meses del año.