El 19 de junio de 1999 el deporte provincial vivía uno de sus momentos más trágicos. Aquella calurosa tarde en la localidad barcelona de Vilanova i la Geltrú Manuel Sanroma Valencia fallecía en la disputa de un esprint durante la segunda etapa de la Volta a Cataluña. Lolo, como era popularmente conocido, tenía solamente 22 años y había comenzado a forjarse un importante palmarés, con una victoria muy sonada en la Vuelta a la Comunidad Valenciana ante Mario Cipollini, el mejor velocista del momento.
Este miércoles se cumplen 25 años de aquel terrible suceso y su hermano Jero sigue emocionándose. «No hay día que no me acuerde de él», admite el almagreño, que también llegó a ser ciclista, como es ahora su hijo Manuel, y lo fueron también sus otros dos hijos, Rubén y Alonso.
«Estoy convencido de que habría llegado a ser campeón del mundo, tenía las cualidades para ello», asegura Agustín Luján, amigo y compañero.
Monumento en memoria de Manuel Sanroma Valencia. - Foto: Rueda VillaverdeEl recuerdo de Lolo. Una numerosa peña cicloturista, con más de 400 socios, lleva su nombre y participa en diversas actividades, entre ellas organizando el Memorial Manuel Sanroma, prueba ya consolidada en el calendario nacional élite y sub 23, además de una ruta cicloturista que ahora desean retomar. Un monumento en la avenida que lleva su nombre, entre la Plaza de Toros y el pabellón Gemma Arenas, recrea una victoria en la Vuelta a Asturias y es testigo silencioso de entrenamientos y pruebas de los alumnos de las escuelas del Club Ciclista Almagreño.
«Muchas tardes hemos pasado aquí entrenando y compitiendo», recuerdan sus sobrinos Rubén y Alonso, orgullosos de llevar el mismo apellido de un ciclista que siempre demostró valentía, como siempre les recuerdan sus familiares.
«Lolo no se imaginaba todo lo que la gente le quería. Él sigue vivo en el recuerdo de la gente y eso es un orgullo para la familia», recuerda Jero, que también fue ciclista, pero que tras el fallecimiento de su hermano vio cómo no merecía el sufrimiento de sus padres y decidió continuar con el negocio familiar en una carnicería.
Echando la vista atrás 25 años, Jero recuerda anécdotas, como la apuesta que Lolo ganó a su entonces director deportivo en el Fuenlabrada, Maximino Pérez, a que no lograba 5 victorias en un año. Pocas semanas después estrenó coche. También recuerda el día del entierro de Lolo, el día 21 julio, con más de 4.000 personas en Almagro.
El apellido Sanroma sigue muy presente en el pelotón. Su sobrino Manuel, de 19 años, compite ya en categoría sub 23 con el equipo Eolo Kometa, integrado en la estructura de la Fundación Alberto Contador. Ahora se recupera de una operación de clavícula tras un atropello sufrido entrenando el mes pasado. «El ciclismo es así, pero ya me queda poco para volver», explica Manuel, acostumbrado ya a que el mundo del ciclismo le recuerde sus orígenes cuando por megafonía suena su nombre: «Es un orgullo tener un tío así e intento seguir sus pasos».
Jero agradece a todos los miembros de la junta directiva y miembros de la peña Lolo Sanroma, así como instituciones y personas que trabajan para que el Memorial Manuel Sanroma siga adelante. «Es la manera que a él le gustaría que se le recordase». Agustín Luján destaca también la calidad humana de Lolo y cree que una buena manera de recordar también su figura es que ese grupo de amigos siga unido, montando en bicicleta «y echándonos unas Coca-Colas, como hacíamos con él». Marido de Gemma Arenas, asegura que en muchas carreras de montaña cuando dicen que son de Almagro, siguen vinculando el nombre de la ciudad encajera al de Lolo Sanroma.
José Joaquín Milán era en aquel año 1999 responsable de las escuelas del Club Ciclista Almagreño y de la modalidad de pista de la Federación de Castilla-La Mancha, y resalta el instinto ganador que tenía Lolo ya desde pequeño ante ciclistas de otras categorías superiores. «Él me decía siempre que cuando se levantaba de la cama ya sabía si ese día podía ganar o no», resume.
José Manuel Sánchez, integrante de la peña Lolo Sanroma, hace hincapié en el interés que reciben de muchos aficionados por recuperar esa ruta cicloturista y cómo existe el convencimiento de que no ha vuelto a haber un velocista como Lolo. Aquel joven corredor único que vivía la vida «de forma intensa», como le recuerdan, y que 25 años más tarde sigue muy presente en sus memorias.