«La implantación de la enfermera escolar puede ser muy beneficioso para el entorno educativo, no solo a la hora de promocionar la salud y prevenir la enfermedad mediante la adquisición de hábitos saludables, sino también en la prestación de cuidados ante situaciones de urgencia que se puedan dar en cualquier momento del día, transmitiendo seguridad a padres y docentes». Esta es una de las conclusiones a las que llega el enfermero Sergio Coronel en su trabajo de fin de grado Enfermería escolar: análisis y propuesta de implantación en la provincia de Ciudad Real. Su estudio indaga en el papel que podría tener esta figura, una de las grandes reivindicaciones del mundo sanitario, y cómo podría ayudar a paliar situaciones como ese 25% de menores que tienen sobrepeso en la provincia, según el reciente análisis del Instituto Carlos III.
«A mí siempre me ha interesado la sanidad y no había nadie nunca que explicase nada relacionado con ello», indicó Coronel, quien llegó al grado y conoció la figura de la enfermera escolar, que en la provincia solo se encuentra en centros donde haya algún menor que necesite su apoyo por una enfermedad que «requiere cuidados especiales». «En centros de educación especial sí que está más integrada», por este motivo, pero es en los otros centros donde se podría potenciar esa función docente, del ámbito sanitario de esta enfermera.
A partir de aquí desarrolla una propuesta para que haya una enfermera por centro, para lo que crea una asignatura, con un contenido, dirigido a cada grupo de edad, donde enseñe aspectos como «primeros auxilios». Por ejemplo, para Infantil, propone que la enfermera sea la encargada de enseñar el funcionamiento del cuerpo humano, hablar sobre hábitos de higiene o alimentación y prevenir accidentes, así como el manejo de emociones. De cara a la Primaria, divide su labor en dos grupos, por una parte, continuar con el conocimiento humano y los hábitos, pero sumar aspectos sobre enfermedades o el conocimiento del sistema sanitario, a los más jóvenes; y desde los ocho años, abordar aspectos como el uso saludable de las nuevas tecnologías o los primeros auxilios. Por último, antes de ir a la ESO, de 10 a 12, años, plantea la posibilidad de hablar de aspectos como la violencia, la educación afectivo-sexual o la salud mental. Para la ESO se centra en esos últimos temas, ahondando en la prevención de ETS o la igualdad de género y cierra, cerca de los 14 años, con temas como la bioética o educación sobre drogas, o los peligros de las redes sociales como el culto al cuerpo o los problemas con las redes sociales.
«Se trata de aportar ese tipo de información que, realmente, en los colegios no se da» y completarla con «unos conocimientos básicos de salud». A esta labor docente se suma curar heridas o mantener un botiquín para posibles incidencias, en centros educativos donde puede haber cada día varios miles de estudiantes, como ocurre en los institutos.
Su análisis ha valido el reconocimiento de la profesión, del Colegio de Enfermería, que le dio el accésit al mejor Trabajo Fin de Grado, dotado con 600 euros, a este egresado de la UCLM que se encuentra preparando su examen para ser enfermero interno residente.