El teatro Quijano se puso la ropa de gala y el cartel de completo para el primer concierto de la asociación Real Jazz Ciudad Real de este 2024. Todos los días no actúa un músico ganador de un Grammy Latino, como Iván melon Lewis, pero tampoco todos los días un grande en su género se acerca al público con modestia, dialoga con cercanía, firma discos y pasa una noche acompañado por los aficionados con tanta cercanía. La actuación de este jueves es las que causan sensación, dejan un buen recuerdo, pero de las que además crean afición por el mundo del jazz, quizás este último elemento clave para un género que ha logrado hacerse hueco en la agenda cultural de la capital.
Melon puso los cimientos de su concierto desde el inicio, con una pieza de introducción en la que ya se vio su recorrido, desde la música clásica al jazz latino. Un slato que se repetía en cada una de las piezas que tocó. Un salto que siguió dando con temas de su disco Voyager, con el que ganó el Grammy y en el que fraseo recuerda más al jazz americano que al latino, para seguir con otros temas de Bembé, en el que se mezcla en la música de los 50 cubanos, cuando la salsa y el jazz dialogaban enla pista de baile.
Su modestia, tras la introducción, apareció bromeando con el público, agradeciendo la asistencia, pero disculpándose de manera irónica de que los buenos músicos están "pillaos" y explicando que los tres componentes que le acompañan no han tenido mucho reparo en acompañarle a Ciudad Real. Esos tres componentes eran Georvis Pico (batería), Reinier Elizarde El Negrón (contrabajo) y Román Filiú (saxo), tres de los mejores músicos de hazz de la hisoria. Varios solos dejaron nota de tres d elos músicos qu ehan acompañado a los grandes como Paquito D'Rivera, Chucho Valdés o Steve Coleman. Los cuatro tuvieron sus momentos para demostrar sus habilidades en sus respectivos instrumentos con varios solos.
Un viaje sonoro desde el piano de Iván Melon - Foto: Pedro Maria Lozano CrespoEntre tema y tema, Iván Melon tuvo tiempo para recordar a sus musas, su hija y esposa, Lucía y Almudena, para las que compuso Gala y Nena, pero también para Real Jazz, por el nivel de estos conciertos, y Nuria Becerra, la manager, con la que llegó hasta el Quijano.
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Antes d eirse, Melon regresó al humo, discutiendo si sabrían o no tocar alguna más, finalizando un concierto que supuso un viaje sonoro de Cuba a Nueva York, pasando por la Europa clásica, a lomos del piano de Iván Melon.