Nacho Cano, cofundador de Mecano, vuelve a Madrid con Malinche, el musical no exento de polémica en el que quiso recrear la historia de los orígenes de México. Lo hace con funciones ahora también en inglés, feliz por el éxito, aunque no evita discutir el posible peso de las críticas. 

¿Se ha sacado ya todas las espinas creativas que pudiera haber tenido en su vida? 
Sigo con el mismo principio que me llevó a iniciar mi carrera, el de hacer lo que me gusta y que me paguen por ello. Es una cosa como milagrosa y lo pienso cada mañana cuando me levanto. Para mí eso es ser rico.

Hace unos meses, encima de este mismo escenario, usted celebraba su 60 cumpleaños entre lágrimas. Ante una carrera tan prolífica y llena de éxitos, ¿qué representa Malinche? 
Todo lo que he aprendido, todo lo que he viajado y experimentado, todo lo que he estudiado, comprimido en un espectáculo que me ha llevado 12 años crearlo, buscar la financiación y ponerlo encima de un escenario.

Cuando decidió que iba a poner en marcha un proyecto tan monumental como este. ¿No se planteó que el núcleo de la historia fuese menos conflictivo? 
Sí, lo que pasa es que a mí siempre me ha molestado cuando he ido a México lo mal que se ha contado la historia de ese país, lo premeditadamente mal.

¿Por? 
Hay muchos errores históricos, por ejemplo, uno muy simple es el de que Malinche era una traidora; no podía serlo cuando pertenecía a un pueblo enemigo de los aztecas. He encontrado la forma de contarlo para que los mexicanos que vienen se vayan con un sentimiento positivo de su historia. Y cuando eso pasa, construyes tu presente con otro ánimo, porque no tienes que excusarte, porque también tú tienes un país que es grande desde el comienzo.

Un comienzo atropellado...
Por supuesto, México surge de una explosión, pero igual que lo hizo el universo. Y México tiene algo maravilloso que no tiene ninguna de las otras culturas de conquistas de la humanidad, porque toda la historia de la humanidad es una historia de conquistas. Pero aquí hubo mestizaje. Ve unos kilómetros más arriba del país, a ver dónde están los indios que estaban allí cuando llegaron.

Hago lo que me gusta y me pagan por ello. Eso es ser rico para mí "

¿No es un poco raro que sea un español el que reconstruya la historia de México? 
La historia de México es la historia de España. México no existe antes de que vayan los españoles. Había una serie de grupos enfrentados, mayoritariamente dominados por los aztecas, que en realidad eran el 2 por ciento de la población cuando Hernán Cortés llega. Y están peleados entre todos.

¿Y en qué medida afecta a la historia de España? 
Es la gran hazaña de la historia de España y en lo que se distingue de todos los demás imperios, que conquistaron y sometieron. Los españoles llegaron, pero crearon el mestizaje, bautizaron e igualaron a la gente. Por supuesto que se produjeron abusos, como pasa hoy en día, pero esa es la humanidad, no los españoles de hace 500 años, que eran bastante más civilizados que los de ahora desde mi punto de vista.

¿Enfrentarse a tantas críticas ha merecido la pena? 
La crítica es un elemento fortalecedor. Desde que empecé en esto, siempre las ha habido. Yo no tengo tiempo para criticar a nadie. Lo puedo hacer en petit comité, pero no una crítica que dejas escrita para la posteridad. Por eso hacerlo de forma negativa es muy delicado. Muchos periodistas que lo hacen, que tendrían primero que ver la obra, conocer al artista, ver su motivación y entender que toda obra, guste o no, crea puestos de trabajo.

¿Considera que su proximidad con Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, le ha podido perjudicar?
Si estamos en un país en el cual los artistas no pueden decir lo que piensan y lo que sienten, mal vamos. Si yo tengo que pensar como me dicen que tengo que pensar... Yo pienso como pienso, sobre todo cuando conozco a alguien. Hay que agradecerle mucho que durante la pandemia mantuvo abiertos los teatros y por eso yo pude pagar todos los sueldos. La apoyé y la voy a seguir apoyando, porque es una oportunidad para la ciudad y nuestro país. Si tuviera una empresa y pudiera, yo la contrataba.

¿Y de cara al público cree que le ha podido venir mal? 
Espero que haya público que me venga a ver, aunque no esté de acuerdo con que yo apoye a una persona, que no estoy hablando de un partido o de una ideología. Es más, su partido se la quiso cargar, recordemos eso. Yo apoyo a la persona.

Cuando uno ha forjado un legado tan importante como el de Mecano, ¿todo lo que hace después se mide por ese listón? 
Evidentemente, el legado de Mecano marca, porque fueron 25 millones de discos y cientos o miles de conciertos. Y sobre todo marca porque está presente todos los días. Estoy muy orgulloso de haber formado parte de esa banda y de que haya sobrevivido al tiempo, que es el gran crítico y el que te puede machacar.

Pero su carrera en Mecano, de la que está tan orgulloso, malogró de alguna manera la relación con su hermano, José María Cano. ¿Cambiaría todo ese éxito e historia con Mecano por mantener a día de hoy una mejor relación con él?
La historia del mundo y de la humanidad está basada en grandes logros, en avenencias y en desavenencias. Pienso que la fama en general te trae una serie de personas que te rodean y meten cosas en la cabeza. Ahí tú tienes que saber muy bien separarte y no dejarte influir, seguir tu patrón. Hay gente que eso lo hace mejor que otra. Que entienda que el que quiera.

Ha de haber mucho material descartado de esa época en cajones y ordenadores. ¿Verá la luz alguna vez?
Sí, hay material por ahí que en algún momento a lo mejor sale de alguna u otra forma.