Cuando la Farmacéutica del barrio es vecina

D. A. F.
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Ana María González de Juan ha cumplido un año como titular de la Farmacia de la Puerta de Toledo, en la capital, donde afirma que la experiencia le ha reafirmado en su vocación

Ana María González de Juan, en la farmacia de la que es titular. - Foto: Rueda Villaverde

Ana María González de Juan cumplió ayer un año como titular de la Farmacia situada en el número 18 de la carretera de Toledo, una farmacia de las de barrio de toda la vida.

Nacida en Ciudad Real, antes de dar este paso ejerció como adjunta y sustituta en distintas farmacias desde que finalizó la carrera; en Madrid, en Puertollano y en Ciudad Real, señala en una conversación con La Tribuna. En cualquier caso, asegura que este año al frente de la oficina no ha cambiado su percepción. «En mi caso la formación en farmacia es por vocación y esa vocación continúa aún con más convicción en la actualidad», confirma.

González reconoce que trabajar de cara al público supone que se produzcan situaciones sorprendentes de forma habitual, pero a pesar de ello, resalta como hecho más inesperado al que se ha enfrentado la respuesta ante el COVID-19. «Todos los profesionales del mundo sanitario estamos sorprendidos por la respuesta de la sociedad y de la ciencia frente a una pandemia universal como la que hemos tenido», en especial en lo referido a la ciencia farmacéutica, resalta. De hecho, apela a sus tiempos de estudiante: «Nunca pensé en mi carrera que nos enfrentaríamos a algo de ese tamaño».

González apunta que el vínculo de una oficina de farmacia con su entorno «siempre es una relación de servicio a la comunidad, de asesoramiento, de información, pero en mi caso se da una circunstancia muy especial, y es que, además del servicio y el trabajo, yo tengo la suerte de estar en la farmacia de mi barrio», puesto que su vida se desarrolló en esas mismas calles salvo en el tiempo en que fue estudiante en la Universidad Complutense de Madrid y cuando ejerció en otras ciudades.

La farmacéutica concibe su profesión de un modo más amplio que la distribución de medicamentos. «Cada cliente tiene unas necesidades en función de la edad, familia, conocimientos, y otras variables, y nosotras nos interesamos en darles en cada momento lo más acertado para que encuentren satisfacción en la farmacia y en lo que buscan», incide involucrando también al equipo que le acompaña. Del mismo modo, enumera tanto los productos de diverso tipo que se encuentran a la venta (productos infantiles, de higiene intima, higiene capilar, de nutrición, contracepción...), como los servicios que se ponen a disposición del paciente (control de la presión arterial o peso...).

La farmacia cumple también una función de asesoramiento que en la actualidad, con la presencia constante de internet, donde no todo lo que circula es correcto, obliga a los profesionales a estar muy pendientes de lo que les plantean los usuarios de la farmacia. «Hoy todo el mundo consulta internet, el 'señor Google' lo sabe todo, y la gente está sobreinformada, a veces mal informada, porque no todo lo que se lee en internet es verídico», denuncia. Ante el exceso de información, lo mejor es consultar en la farmacia y contrarrestar la información errónea, dice.

En esta línea, González señala que para las cuatro personas que forman su equipo, «es un reto mantenernos siempre en constante formación de todos los productos y medicamentos para facilitar el mejor consejo farmacéutico».

Por otro lado, se muestra confiada en el futuro de oficinas como la que regenta. «La farmacia de barrio es una referencia cuando el centro de salud está cerrado ante cualquier problema», se puede asesorar desde una relación de confianza, ya sea para un remedio o la necesidad de acudir a urgencias.