El dueño del aeropuerto, una especulación hecha a sí misma

La Tribuna
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A Rafael Gómez Arribas lo describen como una persona "educada, cortés y amable". También "indescifrable" en los negocios, un empresario "de los años 80 y 90" al que se le han cerrado las puertas por el proyecto del centro de acogida de inmigrantes

Rafael Gómez Arribas, propietario del aeropuerto de Ciudad Real - Foto: Fotos Rueda Villaverde

«En las formas es muy educado, cortés y amable». Pero «es un hombre muy indescifrable. No sabes a qué atenerte».  Así describen a Rafael González Arribas, dueño y promotor de Ciudad Real International Airport (CRIA) varios de los actores que a lo largo de cinco años han interactuado con él desde la reinauguración de las instalaciones en 2019. Si antes le abrían la puerta para ver si se podía hacer negocios o buscar el apoyo de las administraciones, a partir de ahora que se ha conocido la posibilidad de que acoja un centro de emergencia de inmigrantes, la desconfianza cunde aún más. Desde su fortín en el despacho en la calle Serrano, 38, ha constituido un conglomerado de empresas con nombres variopintos -16 en activo- desde Reforma de Pisos, actualmente en concurso de acreedores, y con una deuda con el fisco de casi 18 millones de euros a otras con nomenclaturas aeronáuticas (CRIA, Cartera Aeroportuaria y  South Madrid International Airport, ya inactiva). Entre todas, suman, según el último listado de morosos de Hacienda, 49 millones de euros, incluida la empresa que gestiona el aeropuerto con 6,2 millones.

Gómez Arribas llegó a Ciudad Real en la primera mitad de 2016, casi de tapadillo, tras la figura del que entonces era uno de sus abogados de confianza, Eduardo Martínez, representante de CRIA a quien el juez de lo Mercantil, Carmelo Ordóñez, le adjudicó el aeropuerto por un montante de 56,2 millones de euros. Su conexión y confianza, los llevó a vencer un concurso de acreedores lleno de trampas y especulaciones -se llegó a vender con anterioridad por 10.000 euros a una firma china-, y a finalizar la liquidación de CR Aeropuertos -promotora inicial del aeropuerto- no sin demoras y dilaciones por parte del juzgado para que finalmente Gómez Arribas hiciera efectivo el pago. Lo consiguió gracias a una indemnización del Tribunal Superior de Justicia de Islas Baleares a una de sus empresas, Punta Ibiza y Mecrón, de casi 100 millones que le valió para desembarcar en el aeropuerto y reabrirlo en 2019. «Si se observa su trayectoria, está llena de especulaciones, incluida la del aeropuerto», apuntan colaboradores con los que trabaja para relanzar la infraestructura. Un año antes de la pandemia, justo después de la reinauguración, todo el mundo buscaba una foto con él por impulsar una segunda vida al aeródromo manchego. Inversión de cientos de millones y cientos de puestos de trabajo. «Siempre tiene un gran proyecto en la boca… promete que en unos meses, se firmará», cuentan representantes políticos con los que se ha reunido y a los que le ha vendido promesas que nunca llegan a materializarse. Skydweller, JAS, Sabena Technics son empresas con las que ha firmado acuerdos y todas han acabado huyendo. Es un empresario «más propio de los años 80 y 90», añade otro representante de una institución. «Siempre te vende una expectativa y nunca se concreta». «Se ha hecho así mismo con dinero especulativo, de relaciones personales, otra forma de hacer negocio», remata. Incluso en la Cámara de Comercio, de la que fue partícipe, ya le han «vetado» por este centro y también a la luz de las diferentes revelaciones en casos como el de Koldo, con las mascarillas, Aldama, los créditos ICO e incluso contactos con el Gobierno de Venezuela, con los que le había agendado una cita. El centro de acogida para inmigrantes que había negociado con el Gobierno de Sánchez era una manera de buscar recursos fijos y de «conciliarse con Moncloa» tras varios intentos fallidos de recolocar o reflotar la infraestructura. Quienes lo conocen y negocian con él, comentan que «no pensaba que este proyecto le fuera a explotar en las manos» como lo ha hecho. Pese a la claúsula de confidencialidad, ha intentado vender a los representantes institucionales las bondades de este proyecto. Hay quien piensa que los centros de Meloni «han salvado» a Ciudad Real. Sin embargo, hay otros políticos que ya piensan en el día después. «Es una nueva espinita más del aeropuerto, de la dificultad de ponerlo en el mercado. Un estigma más». ¿Cuál será la próxima?