Antonio Pérez Henares

PAISAJES Y PAISAJANES

Antonio Pérez Henares


El títere de Puigdemont

12/01/2024

Dicen sus 'mininistros', proclaman sus voceros y repiten alborotados y jubilosos sus papagayos mediáticos que Sánchez es un héroe, un hombre de hierro, un vencedor imbatible. Me van a perdonar, pero lo que yo veo y compruebo cada día es que no es más que un títere de Puigdemont. De un prófugo de la justicia, al que el prometió traer ante ella y que ahora, y por su ambición y necesidad, dirige desde un pueblo de Bélgica dirige la acción de Gobierno y manda en los destinos de España, a la que, por cierto, quiere desguazar.
Hoy tanto él como el conjunto de los separatistas, cuando su apoyo electoral era cada vez más raquítico, han sido encumbrados por al caudillo socialista a un poder y a un estatus que nunca se atrevieron a soñar. Llevan del ronzal al Gobierno y tienen la bula y complicidad de este para defecar sobre todas las instituciones y poderes del Estado. Porque hoy Sánchez, al que al título de presidente quizás habría ya que añadir un 'presunto' o un 'virtual', el PSOE y todos sus sirvientes colocados en todo centro de decisión, incluido el Constitucional, de quien en el fondo y ya cada vez más en la forma y a la vista de todos, de quienes reciben ordenes, que como buenas marionetas atienden prestamente y luego nos cuentan que son maravilla, es de Puigdemont. Que, encima, ahora y hasta que lo traigan a él bajo palio, las trasmite a través de una atrabiliaria e ignota diputada que es quien les hace bailar al ritmo y compás que les da la gana para humillarlos aún más y mejor y que el valido Bolaños atiende con completa sumisión.
Dicen y repiten como loros que esto es dialogo, que es negociación, pero nada de eso hay. Simplemente y siempre, sin cesión alguna por la otra parte, se limitan a acatar y a entregar cuanto les piden, aunque no sea suyo ni lo puedan dar. Pero se lo dan. No hay de dialogo ni de pacto ni Cristo que lo fundó. Esto es chantaje y extorsión. Y una y otra vez, se someten a él Las cosas son lo que son, por mucho floripondio y nominaciones, tan amables como mentirosas, que se les pongan.
El mantra y la murga con que de continuo nos bombardean son otras, pero esta es la realidad. Este es el esperpento en que nos hacen vivir y pretenden que sigamos otros cuatro años así. Sánchez perdió las elecciones y para conseguir mantenerse en el poder tuvo que acudir a los separatistas y a los herederos de ETA para mantenerse en el poder. Y ello hay que repetirlo una y otra vez y hasta un millón porque a la contumacia de la mentira solo hay una forma de vencerla, con aún mayor persistencia en decir la verdad. Aunque no les guste a los tramposos y enerve a Patxi López, que se revuelve cada vez que le mientan a ETA, porque no le están mentando sino a sus propios muertos a los que hoy como a todos los 853 asesinados quiere que olvidemos y dejemos tirada su memoria, como los dejaron sus verdugos sus cadáveres, en calles y cunetas.
Desde el 23-J y aún antes, Pedro Sánchez acudió a tales mafias, primero en oscuridad y secreto y luego cada vez con mayor desvergüenza obscenidad, no solo dispuesto sino ofreciéndose con todo entusiasmo a ser chantajeado y extorsionado, a cambio de su 'protección'. En eso está, en eso estamos y en eso está España. El reciente suceso de esta semana, abriendo legislatura, solo es el principio de lo que va a ser. El caudillo tras de nuevo hincar la rodilla y aceptar de nuevo y una nueva extorsión proclamó aliviado tras haber sido mantenido en la zozobra y hasta el minuto final 'Bien está lo que bien acaba' y se echó a reír. Pero acabar no ha acabado nada. Tan solo acaba de empezar. Lo único que había pasado es que había tenido que pagar en dineros, derechos y dignidad de toda la ciudadanía española y del Estado, lo que ni siquiera tiene derecho a comprometer para aguantar un rato más. Ni eso pues ya le están exigiendo más.
No hay nada más cierto, testado miles de veces y comprobado infinitas más y desde el comienzo de la humanidad que el axioma resumido en la siguiente aseveración: «El chantaje es una deuda que se va acumulando. Cuanto más pagas, más te piden». La escribió Mark Twain, pero eso lo sabemos todos que es así y más quienes han sido víctimas de él.
Sánchez no es una víctima o en todo caso lo es por propia y gustosa elección, sino que nos convierte en ello a todos los demás. Este pasado miércoles el esperpento llegó por momentos a mutar en akelarre y acabó como todos los anteriores en rendición a los designios de Puigdemont, el cada vez más 'presidente' real, no de su república de pacotilla, sino de nuestra milenaria Nación, a la que odia con gran fervor.
Con un salto cualitativo más. Sánchez no sólo ha hecho entrega de lo que constitucionalmente no puede entregar, el control de la emigración (ya lo arreglará Conde Pumpido) sino que ha entrado en dos terrenos en los que quizás ni las togas embarradas del Constitucional puedan entrar, el derecho a dirigirse por parte del Tribunal Supremo al Tribunal de la Unión Europea y plantear allí la cuestión de la Amnistía y poderla paralizar y el favorecer o castigar a las empresas para obligarlas a asentarse aquí o allá. Sánchez, con estos últimos rodillazos ante el prófugo separatista, ha entrado en colisión con algo que es esencial, piedra angular y acta y principio fundacional de la Unión Europea, la separación de poderes y el respeto y a la libertad empresarial. Esto puede ser, aunque ahora, acuciados por la ansiedad no lo vean, una rueda de molino que no se pueda tragar. Porque esa ya no sólo se la tiene que tragar España sino toda la Unión Europea.