La España rural se vacía. El éxodo de jóvenes en busca de oportunidades laborales y educativas en las ciudades, la disminución de la natalidad y el progresivo envejecimiento de la población son algunas de las causas que llevan a que varios municipios se encuentren en riesgo de extinción. Ballesteros de Calatrava es consciente de ello. Con una población que no llega a los 400 habitantes, para su alcalde, Juan Carlos Moraleda, la fijación de población se convirtió en una de sus principales obsesiones hace 16 años, cuando llegó a la Alcaldía. Por ello, acoge con satisfacción la iniciativa del Gobierno regional de transformar edificios públicos en desuso para favorecer el alquiler social en los pueblos más afectados por la despoblación.
Un proyecto piloto de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha que se presentó a principios de enero y del que se beneficiarán siete municipios de la región y que, en el caso de Ciudad Real, será Ballesteros de Calatrava. Completan el listado, Alcalá del Júcar (Albacete), Almodóvar del Pinar (Cuenca), El Recuenco y Peñalén, en la provincia de Guadalajara, y Los Navalmorales, en Toledo. La iniciativa contará con un millón de euros, y todos los proyectos, según fuentes regionales, ya están en licitación. En el caso de Ballesteros ha salido por 195.200 euros, partida con la que se rehabilitarán y equiparán las dos antiguas viviendas de maestros.
Ubicadas en la calle Colegio esquina con Toledo, cuentan con unos 60 metros cuadrados distribuidos en cocina, trastero, patio interior, aseo, dos habitaciones, salón-comedor y un pequeño hall de entrada. La presencia de enseres como balones o peluches por las diferentes estancias demuestran que tiempo atrás estuvieron habitada, hoy en desuso, y esperan que sus paredes vuelvan a dar cobijo a dos nuevas familias que «quieran venir a vivir a nuestro pueblo», comenta Moraleda. El Ayuntamiento se encargará de arrendar las viviendas con unas condiciones como, por ejemplo, que la renta de alquiler no pueda ser superior a los 250 euros. Moraleda lo tiene claro: quiere familias con hijos en edad escolar y que lleguen al municipio para impulsar nuevos negocios. «Queremos asentar población y daremos todo tipo de facilidades», señala al tiempo que recalca que las viviendas están en buen estado estructural, por lo que se aprovechará «el forjado, el techo y las paredes». El resto, se rehabilitará.
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Confía en que las obras, con un plazo de ejecución de cuatro meses, comiencen a primeros del año que viene de cara a que los 'nuevos' vecinos disfruten de su hogar cuanto antes gracias a una iniciativa que ayudará también a que se mantenga el colegio, que cuenta a día de hoy con trece niños. «Quiero que en el pueblo haya de todo, pues cuanto menos población, menos servicios», lamenta.