Una llamada de la familia y del 112 dio la voz de alarma de una situación en la que la Policía Local se tuvo que emplear a fondo el pasado sábado, 13 de abril. Una joven se encontraba en el tejado de su vivienda, con intenciones autolíticas, y pedían ayuda para evitar que saltara. El 112 también había informado de la situación a la Policía. A partir de ahí se puso en marcha un amplio dispositivo, con la intención de salvar la vida a esa joven. Al llegar al edificio subieron dos policías locales, uno de ellos, Carlos Martín. 

«Nunca sabes qué te puedes encontrar, si realmente está en un estado tan avanzado la situación o simplemente está amenazando de alguna manera un poco más liviana». Cuando apareció Martín en el tejado, ella estaba «sentada en el borde de un tejado de 10 metros de altura». Su misión principal fue tomar consciencia de la situación y evitar, por todos los medios, que saltase. «Cuando la tienes justo al borde del tejado, el único medio que tienes es intentar conectar con la persona» y para lograrlo comenzó a llamarla por su nombre, haciéndolo muchas veces, repitiéndolo durante varios minutos, con temor por parte del agente, hasta que ella reaccionó y empezó a mirarlo, tras un rato en el que se acercaba cada vez más al tejado.

Martín relata que «solo quería sacarla de esa determinación que tenía, que en este caso era algo más preocupante, porque estaba muy concentrada en hacerlo» y porque cualquier error podría llevar a que se cayera, incluso accidentalmente, sin necesidad de que hubiera intención. Martín se deslizó cerca de ella, decolgándose sujeto a un arnés. Hubo momentos en que la conversación avanzaba y otros en que se estancaba.

Salvar una vida entre todos - Foto: Rueda Villaverde

El oficial destaca que él fue quien habló con ella, pero la labor del salvamento es de todos los que estuvieron en ese edificio. Desde los bomberos, que preparon varias líneas de vida y permitieron que el oficial solo se preocupara de la joven, hasta su compañero que quitó el sonido al móvil del Policía, cuando sonó en medio de la intervención. «Si todo no hubiera funcionado tan bien como funcionó detrás de mí, probablemente el desenlace no hubiera sido el mismo, porque no puedes estar concentrado en lo que estás haciendo». 

Dos horas duró esta intervención que se fue solventando gracias a que la mayoría de los agentes de la Policía Local de Ciudad Real tienen formación específica en la atención de conductas suicidas. De hecho, Martín afirma que ha tenido que emplear esos conocimientos en otras ocasiones, pero nunca de una forma tan larga y con tanta determinación por la persona. Por este motivo, cuando el sábado acabó el turno, el agente se llevó a casa cada minuto de aquella conversación. «Lo recuerdas positivamente porque has conseguido, en ese momento, ayudar a la persona que necesitaba que la ayudaras, pero es verdad que te queda cierta sensación», porque, reconoce, la solución vendrá tras el contacto que mantenga también con otros profesionales.