Si a principios de semana el sector agrario veían con «incertidumbre y preocupación, pero también con prudencia» la posible implantación de aranceles por parte de Donald Trump a algunos productos agroalimentarios, ayer directamente se puso a temblar ante el nuevo anuncio del mandatario americano para gravar el vino con hasta un 200 por cien de su coste.   

«Lo vemos fatal, un desastre, esto sí que es fuerte», aseguró a La Tribuna el responsable de la sectorial del Vino de Cooperativas Agroalimentarias de Castilla-La Mancha, Juan Fuente, quien aseguró que «ese volumen de aranceles paralizaría totalmente  el mercado del vino en Europa». 

Y es que Fuente explicó que si bien Estados Unidos no es el principal destino de las exportaciones de vino de la provincia ni de la región de forma directa, sí es un comprador muy potente de forma indirecta. En concreto, explicó que gran parte de los graneles que se producen en la región se venden a Italia, Alemania y Francia, que los venden envasados al mercado americano y de ahí el impacto tan negativo que tendría el gravamen del 200 por cien a este producto debido a la guerra comercial que está librando ya Estados Unidos y la Unión Europea. 

Vino de California. Fuente comentó que Trump ya ha hecho pública su intención de que los americanos «beban vino de California», es decir, el que se produce dentro de sus fronteras, por lo que calificó como «muy preocupante» el golpe arancelario que se le quiere asestar al vino europeo. En este sentido, detalló que estos aranceles supondrían «una distorsión del mercado», teniendo en cuenta que se elevan a más de 2.000 millones las importaciones de vino de Europa a Estados Unidos. 

Para Fuente, de hacerse realidad esta medida, sería necesario rediseñar las reglas del juego a nivel mundial o «aumentar mucho nuestros niveles de consumo para dar salida al producto», del que Castilla-La Mancha es un gran productor teniendo en cuenta que alberga el mayor viñedo del mundo. 

Por todo ello, desde Cooperativas Agroalimentarias cruzan los dedos con la esperanza de que «sea una ocurrencia más» del líder americano, si bien matiza que «los anuncios en sí ya hacen daño».