Más de 3.300 kilómetros separan Bulgaria de Moral de Calatrava, el municipio donde la Guardia Civil localizó a una niña de ese país, de 13 años, que había sido casada forzosamente con un joven de 19 años y que se encontraba embarazada de tres meses tras sufrir un aborto anterior por malformaciones del feto. El hombre contactó con la niña a través de las redes sociales. La vio y decidió casarse con ella tras llegar a un acuerdo entre los progenitores de ambos. Todos de nacionalidad búlgara estaban de acuerdo, aunque por el momento se desconoce a cambio de qué cantidad pudo cerrarse el matrimonio forzoso.
Tras realizar las gestiones, se casaron hace un año y empezaron a convivir en Moral de Calatrava, donde se celebró el enlace y donde residía el joven matrimonio. Él de forma habitual, y ella la mayor parte del año, pues también viajaba a Bulgaria. Un matrimonio forzado, dos embarazos y una 'compra' por Facebook que ha acabado con la detención de su marido, sus padres (en su país) y los progenitores de él por orquestar un matrimonio que ya analizan con lupa la Fiscalía de Menores, donde pusieron en marcha la investigación tras recibir la llamada de un sanitario alertando del primer aborto que sufrió la niña. Fue entonces cuando saltaron todas las alarmas y la Fiscalía contactó con los agentes del Instituto Armado, donde estarían investigando una transferencia económica que se realizó hace aproximadamente dos años y medio, de los padres de él a los de ella.
Hace una semana, el hombre fue detenido por un delito de trata de seres humanos por el matrimonio forzado y por un delito de agresión sexual, mientras los padres de ambos fueron arrestados por otro delito de trata de seres humanos con fines de matrimonio forzoso, matrimonio infantil concertado. La menor se encuentra ahora mismo bajo la tutela de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y «seguirá los cauces de atención, cuidados y protección que le corresponden para proteger su interés», declaran fuentes de la Consejería de Bienestar Social.
La noticia se ha recibido con cierta «sorpresa» en Moral de Calatrava. El alcalde, Manuel Torres, asegura, en declaraciones a La Tribuna, que la familia del marido es «bastante conflictiva». «Es muy problemática y normalmente está metida en altercados de ruidos y peleas», lo que lleva, lamenta, «al miedo de los vecinos». El incidente más grave, recuerda, se produjo hace unos tres meses, cuando «tuvieron que intervenir cinco patrullas de la Guardia Civil, además de Policía Local, porque sacaron palos y hachas para matar a otra persona. Hubo sangre y heridos». Pero no ha sido el único altercado, pues a ello se suman los «continuos escándalos de ruido y fiestas con alcohol». En este sentido, el regidor moraleño relata que viven en un domicilio con un patio y tres viviendas independientes, cuyos vecinos «se han tenido que ir del pueblo porque no pueden entrar en la casa por la suciedad que hay y la presencia de perros peligrosos».
El joven matrimonio optó por Moral para comenzar una nueva vida, aunque él no tenía un empleo estable. Trabaja de forma ocasional en el campo. Y ella, apunta el regidor, no está escolarizada a pesar de que desde Servicios Sociales «se ha hecho un buen trabajo de seguimiento» para la escolarización de la menor, «pero la familia no se integra y solo genera problemas», lamenta Torres, al tiempo que declara que a pesar de que Moral de Calatrava es un pueblo «con bastante inmigración, es tranquilo», por lo que lamenta que hayan sido noticia por un hecho «puntual y que no es la tónica del municipio».