La vida más allá del dolor

Hilario L. Muñoz
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La estrategia arranca con una entrevista con los pacientes, en la que buscan comprender qué objetivos tienen en su vida. Tras ella hay unas sesiones de neurociencia y concluyen con ejercicios que busquen paliar el dolor

Pilar García, centro de salud número 3,Centro de Salud III, fisioterapeuta que ha iniciado en la gerencia un grupo de atención del dolor crónico a través de la gimnasia y meditación con el objetivo de reducir el consumo de fármacos - Foto: Tomás Fernández de Moya

Los fisioterapeutas del Centro de Salud 3 son los impulsores de una iniciativa novedosa que busca atender a personas que llevan años conviviendo con el dolor. Se trata de una estrategia para afrontar las dolencias que se basa en la neurociencia y que se desarrolla con pacientes llegados de todos los centros de salud de la capital con el objetivo de mejorar su día a día. Una iniciativa que surgió en 2023, cuando los profesionales se formaron en Valladolid, donde llevan desarrollando una iniciativa similar desde hace años con éxito. Decidieron traerla a la provincia de Ciudad Real, que es pionera en la región en estos tratamientos frente al dolor. 

La estrategia arranca con una entrevista con los pacientes, en la que buscan comprender qué objetivos tienen en su vida. Tras ella hay unas sesiones de neurociencia y concluyen con ejercicios que busquen paliar el dolor. «El afrontamiento del dolor crónico está basado en cuatro pilares básicos», explicó Pilar García Arroyo, una de las fisioterapeutas que han puesto en marcha esta propuesta. 

La primera es conocer «qué es el dolor crónico» y diferenciarlo del dolor agudo. «Lo primero que pensamos es que el paciente tiene que saber cuál es el problema que tiene» y debe conocer «cómo se origina ese dolor, cómo se perpetúa y cómo podemos salir de él». El segundo paso es el ejercicio físico, porque «disminuye el dolor, al aumentar la secreción de endorfinas». Esto incita, además, a «mejorar las capacidades» de los pacientes, al reducir «otras comorbilidades, como pueden ser la obesidad o la diabetes». El tercero, señaló, es la meditación.

Pilar García, centro de salud número 3,Centro de Salud III, fisioterapeuta que ha iniciado en la gerencia un grupo de atención del dolor crónico a través de la gimnasia y meditación con el objetivo de reducir el consumo de fármacosPilar García, centro de salud número 3,Centro de Salud III, fisioterapeuta que ha iniciado en la gerencia un grupo de atención del dolor crónico a través de la gimnasia y meditación con el objetivo de reducir el consumo de fármacos - Foto: Tomás Fernández de Moya

«Estos pacientes suelen tener bastante grado de estrés» y eso induce a que haya más dolor, por lo que trabajan en propuestas para evitar estas situaciones. Por último, están «los autocuidados». «Nosotros acompañamos, enseñamos herramientas, pero el protagonista del proceso es el mismo paciente», por lo que cuando acaban los talleres que se imparten, debe haber una adherencia a estas iniciativas. «Es la persona la que tiene que hacerse cargo de su problema y de su solución», recordaron.

A estas iniciativas se suma una quinta parte, el apoyo grupal, porque al trabajar con grupos de quince personas, durante varios meses, logran saber que todo aquello que les ocurre «les pasa a más personas» y se crea un grupo de apoyo y de trabajo mutuo que les incitan a seguir.

Cada paciente que llega al taller viene derivado de la consulta de su médico de cabecera o rehabilitador. «Cuando hacemos la entrevista vemos que son pacientes que han tenido un proceso muy largo de dolor». Se trata principalmente de pacientes con dolor crónico en la zona lumbar y cervical. «El perfil son mujeres entre 50 y 60 años», aunque también hay algún hombre. 

García Arroyo explicó que el dolor tiene tres partes con las que se debe trabajar. Hay una física, «un tejido que duele y envía la señal al cerebro», pero esto, «en el dolor crónico, no es lo más importante». Hay un segundo aspecto clave que es la parte emocional: «Tiene que ver con el estado anímico de la persona en ese momento». Por ejemplo, «el miedo y el dolor comparten circuitos cerebrales» y esto hace que aquello que preocupa, lleve a un estado de alerta y que haya más dolor. «Al final, se hace un bucle de me agobio por el dolor, pero como estoy muy estresado, aumenta el dolor». La tercera parte es la  cognitiva. «Hay experiencias previas sobre el dolor y creencias» que afectan a la intensidad.

Se trata del efecto nocebo, que es el contrario del placebo. «Por ejemplo, que me digan que tengo una espalda como un señor de 80 años o que voy a estar un año y medio con dolor» no ayudan a la recuperación de las personas. Por este motivo, en el grupo de trabajo se interviene ante esas creencias, con el objetivo de «quitar ciertos mitos que están haciendo mucho daño a la población en general». Entre esas creencias, en el taller se citan algunas tan típicas como «cuando te toca hay que aprender a vivir con el dolor» o que no se pueden quejar porque «hay gente peor».

Seis talleres en dos años.  En el tiempo que llevan en funcionamiento han desarrollado seis grupos con unas 12 personas en cada uno, dos en Ciudad Real y hay talleres también en Miguelturra y en Daimiel y en Porzuna está en proceso de materializarse, así como a otros centros de salud de la provincia. Los que han acabado, explica García Arroyo, señalan que el grupo «les ha cambiado, que se sienten con energía y vitalidad y que han vuelto a hacer cosas que pensaban que ya no iban a poder». Hubo una persona que les llegó a decir que «estaba pensando en suicidarse cuando recibió la llamada del grupo. Ella dice que está viva gracias a que le ha bajado el dolor» y esto es una muestra de que vivir con dolor es «muy limitante y muy destructivo».

Hay que tener en cuenta que hay datos «muy alarmantes» en España relacionados con el dolor. Por ejemplo, que es el segundo país del mundo en consumo de opiáceos después de Estados Unidos. «Los fármacos dicen que mejoran la parte sensorial de ese dolor, pero toda la parte emocional y la parte cognitiva no se tratan». Por este motivo, el Sescam, dentro de su plan para reducir el consumo de opiáceos, optó por apoyar la formación de todos los fisioterapeutas del área de salud de Ciudad Real, en este programa desarrollado en Valladolid.  Isabel Herrera, Raquel Brazal, Teresa Pérez Bellón, Laura Carrillo y Antonio Mateos son los que se han lanzado a este programa de atención. «Da un poco de miedo, un poco de vértigo, porque es muy gratificante, pero también es un poquito duro», porque quien llega a estas sesiones tiene «mucho sufrimiento», pero los resultados demuestran que es un programa que funciona 

«En España hay más de nueve millones de personas con dolor  persistente, y en Castilla-La Mancha es un 26% de la población», lo que implica que en la capital hay «unas 17.500 personas que tienen esta dolencia», lo que demuestra que hacen falta «más grupos».