El mejor tiempo para subir a Alarcos

César Muñoz
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El calor, menos agobiante que otros años, hizo más llevadera una jornada en la que todo fue a buen ritmo, tanto la preparación de las migas como la marcha del paso de la Virgen

Al punto de la salida de la Virgen de Alarcos, sobre todo después de la misa. Ganando la ciudad desde la plaza de Correos y la Puerta de Toledo. En el pórtico de San Pedro se reunieron este domingo fuerzas vivas y gente de la calle poco antes de las diez de la mañana. Unos mirando el teléfono móvil y otros la hoja parroquial. Un hombre corbateado anunció la salida; marchó el paso con quince portadores. Iban a buena velocidad.

Calle Ramón y Cajal, familias y policías; Plaza del Pilar, observadores y caminantes. Bastones en mano, con pañuelos de hierbas ataviados. Todos hacia la calle Alarcos, en una mañana de calor primerizo y fugaz.

En el primer alto en el trayecto, en la parroquia de Santo Tomás de Villanueva, con vistas a las afueras, esperaban los carreros de Tomelloso con las mulillas dispuestas. Entre ellos Jesús Plaza, el secretario, y Julián Sánchez, que llevan desde el inicio de la tradición; y Jesús Roncero, el más joven de la asociación, que se incorporó el año pasado.

Paso de la Virgen por el camino de las HuertasPaso de la Virgen por el camino de las Huertas - Foto: Tomás Fernández de MoyaAl llegar la Virgen se cantó y se bailó la Rondeña de Herencia: cuarenta miembros de la Asociación de Coros y Danzas Nuestra Señora del Prado, dijo uno de ellos, Cristo Pérez. Rendido el tributo, antes de que partiesen las mulas con la imagen y el reguero de romeros hacia el monte, se oyó una voz al grito múltiple de «Viva la Virgen de Alarcos, viva la Virgen del Prado, viva Ciudad Real»...

El camino de las Huertas estaba sitiado por peregrinos a la espera. Su trazado serpentea entre los campos cerealistas más allá del barrio de Los Rosales. Varias personas repartieron cientos o miles de sombreros en el cruce con el camino del Campillo, situados justo unos minutos antes de la avalancha de devotos que asaltaron el puesto pidiendo la vez.

Tronío y ruido en el paraje de las Casillas de La Poblachuela. Se oía de lejos, por los accesos de la carretera de Piedrabuena. Allí los vecinos de la pedanía sirvieron alrededor de un millar de raciones de migas, según calculó Óscar Díaz Malagón, que estaba a pie de sartén ayudando en la preparación.

RELEVO. En la pradera estaban paisanos, grupos de amigos y hasta el alcalde, Francisco Cañizares, para quien las previsiones se cumplieron en positivo, con la ayuda del tiempo. Al poco llegaron las mulas a buen paso, llevando a la Virgen rauda con la carreta.

El mejor tiempo para subir a AlarcosEl mejor tiempo para subir a Alarcos - Foto: Tomás Fernández de MoyaDesde lo alto del cerro, casi a mediodía, se amontonaban los andantes en la cumbre para observar la llegada del paso que a esa altura cargaron veinticinco portadores de Valverde. Al final de la carrera, Roberto, Alejandro, Fran y José Luis contaban que corren la Virgen desde pequeños, primero detrás de ella y luego llevándola, «por devoción y tradición». Juan Carlos Vela, de la Hermandad de la Misericordia, y Lourdes Ortega, de la Peña Dinosaurio, coincidieron en destacar la gran afluencia de jóvenes.

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A la hora de la comida, las casetas llenas de peñas y público. Bailes flamencos, migas y charlas sostenidas en cualquier esquina y un trasiego incesante que se podía ver desde los contornos. Arriba a las pequeñas carpas, abajo a los bares, no dejaron de llegar personas al cerro a lo largo de toda la tarde.