Proyecto Hombre advierte de un aumento de adolescentes que acuden al servicio que tiene en la capital. Varios acuden derivados por los centros de menores, sujetos a libertades vigiladas y otros por padres preocupados por sus hijos. «Tenemos un programa que llamamos Servicio interno familiar, en el que si los padres llaman preocupados por su hijo, pero este no quiere acudir, se actúa directamente con los padres, para que puedan manejar la situación lo mejor posible», explicó Esteban Díaz, terapeuta y coordinador de la entidad en Ciudad Real. La intención es evitar un sufrimiento extra en las familias o bien que «consigan que al final el chico o la chica venga».
La entidad cambió en marzo del año pasado, Daimiel por Ciudad Real y en estos doce meses en la capital ha atendido a 119 personas y 16 de ellas eran adolescentes, un 10%, como muestra de la importancia porcentual que tienen los jóvenes en la atención que ofrece
Estos jóvenes que acuden a Proyecto Hombre son consumidores de «hachís, cocaína, pastillas y alcohol», pero hay un aspecto que marca a todos y que es la «agresividad». Además, se observa, explicó Díaz, un consumo de sustancias derivada de la necesidad de sentirse parte del grupo, con un consumo social y que arranca «porque la entrada a la marihuana es fácil».
Fentanilo. Un segundo aspecto que notan en Proyecto Hombre de este año es que son ya varios los casos que han llegado a Proyecto Hombre Ciudad Real de personas que estaban en el programa de cocaína de la entidad y que, tras una recaída, han notado una necesidad mayor de consumir que cuando lo hacían antes. Esto se achaca a que existen personas que podrían estar consumiendo cocaína que había sido alterada con fentanilo.
Hace unos meses, una usuaria de Proyecto Hombre llamó al terapeuta diciendo que «había tenido un consumo», tras mucho tiempo, pero lo que sentía no era normal. «Se me han agarrotado los brazos y las piernas» dijo al teléfono. Pasados unos días, recibió otra llamada de un padre, de un joven que está en el programa, y que, de repente, «estaba metido en la casa del camello», de un día a otro. Se trata de personas que, sin cambiar de sustancia, tienen «un síndrome de abstinencia exageradísimo».
Por este motivo advierten que no hay un consumo de fentanilo en la provincia, pero por lo que ven podría haber otras sustancias que han sido alteradas con una de las drogas que más adicción causa. «Una persona que consume heroína, tras tres o cuatro días, empieza a tener dolores, sensación de malestar y físicamente empieza a necesitarlo». El fentanilo «es 50 veces más potente», de modo que si consume cocaína cortada con este opioide, a «los dos días como mucho, tiene una necesidad física y mental de consumo tremendo». Se busca «crear la necesidad» al emplear el calmante para la droga.
El problema, apuntaron, es que el proceso de Proyecto Hombre necesita, en primer lugar, desintoxicarse. «Una persona que viene consumiendo cocaína no necesita un ingreso para desintoxicarse, necesita un cambio de vida, en su día a día», pero si viene cortada con fentanilo es más difícil que deje de consumir de forma rápida y sin sustitutivos. «Va a ser mucho más difícil detener el sistema de consumo», de ahí la preocupación creciente ante esa posibilidad de que haya consumos alterados con esa droga.