Hace ya más de tres meses, Víctor Manuel, un vecino de Malagón, perdía la vida a las puertas de un bar de la calle Ancha. Recibía un puñetazo y al caer al suelo se golpeaba de manera mortal en la cabeza. Dejaba dos hijos, además de dos hermanos, sus padres y demás familiares. Todos ellos se mantienen expectantes sobre los avances de la investigación, aunque lamentan que el ritmo de las pesquisas no sea más ágil. «Solo esperamos que se haga justicia», clama Sergio Solera, uno de sus hermanos.
El agresor, que fue detenido a la mañana siguiente, quedaba en libertad con cargos, acusado en un principio de un delito de homicidio imprudente. Una circunstancia que no entiende la familia de Víctor Manuel, y más cuando, según afirma su hermano, no es la primera vez que esta persona causa problemas en Malagón, con antecedentes policiales y perteneciente a una familia «muy conflictiva».
Aunque los familiares del fallecido intentan pasar el duelo con cierta serenidad, después de la concentración realizada por las calles del pueblo en la que se mostró la rabia e indignación por la muerte de Víctor Manuel, reconocen que el dolor interno sigue siendo enorme. «Mi madre está derrumbada, sin consuelo, y lo único que quiere es no tener que cruzarse por la calle con el asesino de su hijo», dice Sergio Solera, que no encuentra explicación a que no se haya adoptado ninguna medida cautelar contra la persona que causó la muerte de su hermano, como sí se ha hecho en otros casos similares. Por ello, cree que lo más justo habría sido que se hubiera dictado prisión preventiva contra él o, al menos, una orden de alejamiento.
Además, piden que la investigación llegue hasta el final y que no se quede en el mero hecho de la pelea a las puertas del bar. Quieren que se aclare por qué dos personas que no se conocían llegan al extremo de salir del local para pegarse. Esperan que se aclare qué pasó dentro, quién empezó el enfrentamiento y por qué razón, dejando claro que Víctor Manuel no guardaba ningún tipo de relación con su agresor. Por ello, pide a los posibles testigos que hubiera aquella noche dentro del local que testifiquen, sin miedo a represalias. Según Sergio Solera, hasta la fecha solo han testificado dos personas que solo presenciaron el puñetazo y la fatal caída de su hermano al suelo fuera del bar.
Al menos, sirve de consuelo a la familia de Víctor Manuel el apoyo que siente del pueblo de Malagón, que en algunos casos está contrarrestando en las redes sociales algunas «provocaciones» de la familia del hombre que causó su muerte.