El abogado Francisco Cañizares (1973) se convertirá previsiblemente en el 59 alcalde de la historia de Ciudad Real, el octavo de la etapa democrática. Hijo del político Francisco Cañizares de Lera, también de profesión abogado, ha vivido desde muy pequeño esa doble pasión. De su padre, un lúcido portavoz de la transición de la UCD en Castilla-La Mancha, ha heredado ese perfil educado, prudente, de centro, pero a veces demasiado callado para una política de hoy más estridente, de presencia constante en las redes sociales y alejada de aquella otra donde la recuperación de las libertades potenciaba la oratoria, el programa y la ilusión por cambiar las ciudades y el país.
Cañizares será investido gracias a sus once concejales. Al cierre de esta edición se conoció el apoyo para la investidura y para el Gobierno. Cuatro años después, una negociación le impide dar certidumbre a un gobierno que se le resiste desde que en 2019 un sorpresivo acuerdo entre el PSOE y Ciudadanos le arrebató la posibilidad de erigirse como alcalde.
De pacto en pacto. La legislatura, que llega a su ocaso, ha estado presidida por la novedad de un pacto y por el reparto de la Alcaldía. Ahora el pacto se repite, pero sin necesidad a priori de dividir el Gobierno en dos tiempos ni en dos bandos, que es lo que ha ocurrido en estos últimos cuatros años.
Sin embargo, Vox, y en particular su líder, Ricardo Chamorro, ex del Partido Popular, no le pondrá nada fácil la gobernanza. Chamorro no es de esos políticos de su formación sin experiencia ni es estrambótico en sus formas más allá de los argumentarios de su partido. Como se esperaba, el concejal de Vox ha estirado las negociaciones hasta el último día, presagio de una legislatura en la que la negociación estará al orden día, aunque también condicionada por los pactos de otras localidades. Es decir, se sale de un pacto y el Ayuntamiento se sumerge en otro en el que las vicisitudes, los roces y la división no están descartadas. Habrá que ver cuál es el papel que juega Vox en el equipo de Gobierno y las concejalías que asume y ahí se verá hasta qué límites se han estirado las negociaciones. Y será una incógnita el protagonismo de un partido que a nivel municipal está por ver si lleva su argumentario, de postulados bastante extremos, a la política municipal.
Cañizares tiene el reto de levantar y de restaurar años de Gobierno de cierta pasividad. No solo los del PSOE con el apoyo de Podemos o la bicefalia con Ciudadanos. Tendrá que reconstruir proyectos de su propio legado, como el teatro-auditorio; o de aquellos presupuestos de los populares donde solo se llegó a invertir en una depuradora para el estanque del parque del Pilar.
Recepciona bastantes obras puestas en marcha, que con mayor o menor acierto han protagonizado el final de legislatura y que suman una gran cantidad de millones y unas cuentas medianamente saneadas. Pero hereda una capital por la que pasan los años y los gobiernos y no se despoja de ese mantra de capitaleja por el que es vista por el resto de la provincia y parte de Castilla-La Mancha.