El palacete en su esplendor

M. E. / H. L. M.
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La obra de Tragsa en la antigua sede de Cruz Roja demuestra el mimo con el que se ha actuado en un edificio que Ciudad Real ha estado a punto de perder. Las previsiones apuntan a que este otoño podrían terminar los trabajos

El palacete en su esplendor - Foto: Rueda Villaverde

El viejo edificio de la Cruz Roja se alza en la ronda de Ciruela estos días con un esplendor que no tenía desde hace décadas. El blanco de su fachada, marcado por las formas realizadas mediante el esgrafiado, como se llama la técnica empleada, dan muestra de cómo la obra ha ido uniendo la modernidad con la tradición, haciendo que el palacete luzca como se concibió por la familia Conrado López y Rosalía Pérez, a principios del siglo XX. Una casa de ámbito modernista, que después fue Academia General de Enseñanza, luego sede de Cruz Roja y que ha soportado el paso de la piqueta, que derribó parte de su cubierta para construir su vivienda. Después, años de dejadez, en los que salió a subasta varias veces, sin que encontrara quién lo comprara. Ahora con la reforma a punto de cumplirse, el palacio se embarca hacia un nuevo uso, ser sede de una de las unidades de atención a víctimas de la violencia sexual que va a abrir la Junta de Comunidades y que se podrá en funcionamiento como muy tarde, el próximo año.

«La obra ya está en los últimos remates, en los últimos detalles», explicó la delegada del Gobierno regional en la provincia, Blanca Fernández. Una visita al palacio muestra esa situación de obra casi terminada con los obreros limpiando y dedicando tiempo y recursos a culminar los detalles. «Por serle muy concreta, creo que estábamos a falta de que nos llegara el suelo que hay que reponer porque hemos mantenido los suelos originales, pero ha habido algunas piezas que ha habido que reconstruirlas conforme a los originales», indicó Fernández. «Estamos en la fase de que nos falta ese tipo de materiales».

La obra se podría decir que se compone de numerosas actuaciones que han ido surgiendo a lo largo de los casi dos años que llevan con ella. Uno de estos trabajos y que es clave no se verá al concluir los trabajos. La Tribuna estuvo en el edificio en la primavera del pasado año, cuando aún había restos de palomina y no se podía subir a la parte alta del edificio, apenas habían comenzado las actuaciones. En ese momento, la escalera se movía, como si estuviera suspendida en el agua. No hay que olvidar que en la presentación del proyecto se anunció que al edificio le quedaban un invierno o dos más en pie si no se actuaba con urgencia.  Por este motivo se han realizado microperforaciones de hormigón que han logrado asentar el edificio al terreno. En concreto se ha elevado cuatro milímetros del suelo, lo que muestra la necesidad que había de actuar y asentar la vivienda y también el motivo por el que los plazos de la obra encargada a la empresa Tragsa se pueden alargar ligeramente.

El palacete en su esplendorEl palacete en su esplendor - Foto: Rueda Villaverde

Pasado y futuro. Después ha sido necesario adaptar el edificio, sin uso desde finales del siglo XX a la actualidad. Esto implica cambiar el cableado del inmueble, ubicándolo en unos falsos techos, que siguen la estructura del edificio inicial. Se mantienen las molduras originales en algunos casos y en otros se han reconstruido, pero  se han ubicado algo más bajo, haciendo menos altas las habitaciones, para permitir que el cableado se sitúe en esa zona.

Igualmente, en la cubierta reconstruida, ya que fue derribada por la piqueta, antes de paralizarse el derribo en octubre de 2006, se han ubicado plazas solares o calentadores por geotermia, mostrando que el pasado y la modernidad no tienen por qué estar reñidos. Igual ocurre con las ventanas, donde se han reconstruido los cristales y molduras, haciendo que el edificio guarde mejor la temperatura. Lo mismo se puede decir de las futuras cocheras, donde ya hay instalado un cargador eléctrico, otra muestra más de ese vínculo entre el inicio del siglo XX y el XXI. 

El mimo con el que se han realizado las obras se nota en cada detalle al pasear por el palacio. Por ejemplo, algunas habitaciones van a conservar los antiguos interruptores rotativos de porcelana, aunque se queden sin uso, o la entrada cuenta con la lámpara que presidía este acceso cuando se acudía a la Cruz Roja, pero también tendrá un LED. Igualmente, ha habido carpinteros actuando en el tallado de las molduras de la escalera o artistas venidos de Ávila, Segovia y Marruecos para el esgrafiado, donde se cubre la fachada primero con una capa granate y luego con otra blanca y se va quitando a mano esta última, con diferentes cuchillas, dando forma a las figuras ornamentales. 

El palacete en su esplendorEl palacete en su esplendor - Foto: Rueda Villaverde

«El otro día que estuve hablando con los responsables de la misma, me dijeron que para octubre muy probablemente ya estaba entregada», indicó la delegada, como recuerdo de que está a punto de concluir los trabajos, aunque esa fecha aún puede variar. Mientras, la Junta ya ha realizado los trámites para la licitación de los muebles, también de los electrodomésticos, porque no hay que olvidar que además de despachos, la Cruz Roja servirá de zona de refugio a mujeres que huyan de sus agresores. 

«Me dicen desde la Consejería que incluso antes de que finalice el año puede estar en funcionamiento.», indicó la delegada, quien señaló que la intención desde la Delegación de Ciudad Real era abrirlo en 2025, el próximo año. «En cualquier caso va a ser una realidad», indicó la delegada, asumiendo la importancia que tiene recuperar casi 20 años después del paso de la piqueta este inmueble.  

Nuevos usos. En cuanto al futuro uso, señaló que el edificio va a ser la sede de «un servicio de atención integral a las víctimas de violencia sexual». En él intervendrán «trabajadoras sociales, psicólogas y abogadas especializadas» con el objetivo de que «estas mujeres sean atendidas y, sobre todo, no se sientan solas,  no se produzca un proceso de revictimización que se suele producir cuando denuncian  y se las pueda atender en todas sus necesidades». 

El palacete en su esplendor
El palacete en su esplendor - Foto: Rueda Villaverde

En cuanto a la plantilla concreta que trabajará en el edificio, la intención del Gobierno regional es contar con cinco personas «para empezar». Es decir, habrá «dos trabajadoras sociales, dos psicólogas y una abogada». «Es posible que la plantilla tenga que ir creciendo,  pero esto ya dependerá de la demanda que tenga el servicio», concluyó Fernández.