Cándido Sevilla es, además de concejal de Fiestas del Ayuntamiento de Manzanares, miembro de diversas asociaciones culturales, musicales, religiosas y deportivas. La veneración del Patrón de Manzanares comienza el 4 de septiembre con el traslado de la imagen de Jesús desde la Ermita de la Vera Cruz hasta la Iglesia Parroquial. Desde principios de septiembre se celebran distintos eventos culturales y deportivos, que se prolongan hasta el día 17. En el trasncurso de las mismas, hay distintos eventos de entre los que destacan el Festival de Danzas Regionales y el Festival de Teatro Lazarillo.
¿Cómo han diseñado unas fiestas tan tradicionales como las de Jesús del Perdón?
Las fiestas patronales, antes que la feria y que los Medievales, son las más importantes de la ciudad, porque son las que conmemoran a Jesús del Perdón y parten también de unos actos religiosos solemnes. Acompañando esto hay un abanico de más de cincuenta actividades que programa el consistorio para estas fiestas patronales. Hay muchas actividades culturales, deportivas y sociales.
¿Cuál es la principal novedad de este abanico?
Quizás me quedaría, a título personal, me quedaría con el tributo a Dire Straits, Alchemy Project. Los pude disfrutar en Ciudad Real hace unos meses y me encantaron. Aquí en Manzanares será un concierto gratuito de altísimo nivel.
El Manza Prix fue un gran éxito.
Se ha convertido en una cita imprescindible. Eliminamos la vaquilla y conseguimos a cambio una fiesta totalmente familiar. El coso taurino de Manzanares tiene un aforo de entre 6.000 y 7.000 personas y el año pasado estaba atestado.
Manzanares presume de su gran programación cultural durante el año y de un tejido asociativo muy participativo. ¿A qué se debe?
Una de las innovaciones de este año y como consecución del Festival Internacional de Teatro Contemporáneo 'Lazarillo', el Ayuntamiento va a aportar cinco actividades de teatro callejero durante las fiestas patronales de todo tipo: danza en la calle, circo en la calle, teatro de títeres, teatro musical. Valoramos mucho y cuidamos este arraigo teatral y cultural que tiene Manzanares. El tejido asociativo se compromete y participa en muchas de las actividades que se realizan durante el año, así como en las fiestas patronales, en los Medievales, etc. Ellos sostienen la vida cultural de Manzanares.
Le dan mucha importancia a los manzanareños que están fuera, 'los ausentes'...
Ellos vienen a posta a conmemorar el día de su patrón y otras fiestas de Manzanares. Queremos que lo vivan, que lo disfruten y sean felices. Y que lo hagan con su familia y con sus allegados, por eso hacemos una programación para todas las edades y para todos los públicos. Todo está preparado para la felicidad de los manzanareños y de los visitantes.
Si tuviera que definir Manzanares durante las fiestas de Jesús del Perdón, ¿cómo lo haría?
Una manera de vivir intensamente su patrón y todo lo que se crea en torno a su imagen. Con todos los eventos que se crean para convertir la alegría y el entusiasmo que caracterizan a Manzanares en algo tangible en nuestras calles. Es una oportunidad para fortalecer nuestro lazo de unión, celebrar nuestras tradiciones y construir recuerdos inolvidables en estas fiestas.
¿Cómo son esas vivencias?
Creo que no es sólo una cosa de Manzanares. Es algo que pasa en todos los pueblos y ciudades. Las fiestas patronales se viven de una manera única. Es cierto que en la ciudad tenemos otras fiestas: la feria, los Medievales, el Carnaval, que son totalmente lúdicas, muy festivas. También tenemos Fercam, que nos convierte en referentes nacionales. Pero estas fiestas patronales aparte de todo eso, llevan ese recogimiento y ese recuerdo de los ausentes, a tus propios familiares que ya no tienes en casa y que recuerdas cómo iban a acompañar a Jesús del Perdón o cómo iban a hacer el traslado de una ermita a otra o cómo iban a besarle el pie. Aunque cada uno tenemos nuestras creencias, esa cosa tan íntima de esos recuerdos construidos en estas fechas se convierte en algo único para todos los manzanareños, incluso para los que ya no están en la ciudad. Se crean lazos que duran siempre.