El Consejo de Ministros dio este martes un segundo paso en el camino para prestigiar el trabajo de las empleadas del hogar. La reunión del Gobierno acordó la protección de la seguridad y la salud en este empleo, en el que es de un logro que tiene un rostro ciudadrealeño, el de Almudena Novillo, la empleada del hogar de Tomelloso que hace dos años llevó a la Moncloa la reivindicación de este colectivo, primero con un escrito al presidente y luego en persona, iniciando el camino para igualar las condiciones de estas empleadas al resto de trabajadores. «Algunas trabajadoras desistían en su interés de este trabajo al ver que no teníamos derechos», recuerda.
«Estábamos tan sumamente en desventaja que ahora hay que ir paso a paso», explica Novillo, al conocer el acuerdo del Consejo de Ministros. Lo aprobado da a las empleadas del hogar el derecho a la seguridad y salud en el trabajo, lo que implica, por ejemplo, que tengan derecho a un reconocimiento médico anual, que se hará desde el Sistema Nacional de Salud, para que no recaiga el coste en las familias. Igualmente, por ejemplo, se facilitará el cumplimiento de las obligaciones relativas a la evaluación de riesgos, una guía técnica para la prevención de riesgos laborales en el trabajo doméstico o un protocolo en caso de acoso, así como la posibilidad de formación vía el Servicio Público de Empleo. Mientras, en el trabajo se plantea que las empleadas tengan acceso a equipos de trabajo adecuados para el desempeño de sus funciones o que tengan derecho a paralizar la actividad ante un riesgo grave o inminente, sin perjuicio para ellas. Este acuerdo también servirá para las trabajadoras de ayuda a domicilio.
avances tras el covid. «Me parece una señal de que seguimos avanzando», indicó Novillo, que en el encuentro con el presidente Pedro Sánchez pidió dos cosas: seguridad económica, ya lograda, hace dos años; y seguridad laboral, que llega en este nuevo acuerdo. «El servicio doméstico es un trabajo demandado, extendido y de primera necesidad. Se vio muy claro en la pandemia», recuerda y de ahí que el COVID hiciera que se trabajara para frenar «las desventajas» de las empleadas respecto al resto de puestos laborales. «Los avances son obligados. La vida va avanzando y hay que crear un sistema igualitario», indicó
Aquel primer acuerdo supuso para Novillo sentirse «más segura» en su empleo, al saber que «no quedaba a la fortuna de Dios» en caso de finalizar los contratos que tenía. También considera que ha habido un cambio de mentalidad en el empleo del hogar. «La desigualdad era tan grande» que había personas que dejaban el empleo por esa falta de derechos y «el menosprecio» a esta profesión. «Cuando una trabajadora ve que está bien, legalizada y con derechos, lo más probable es que responda con la misma moneda. Igualmente, de forma contraria, si una trabajadora ve cómo está en desventaja, es posible que no haya motivación».