Adosadas a la ladera del estrecho paso del río Gritos y en excelente grado de conservación se encuentran las termas de la ciudad romana de Valeria, del siglo I, que en estos días se están excavando por sexta temporada consecutiva. Se trata de unas termas únicas y «peculiares», afirma el arqueólogo de Ares Arqueología y Patrimonio Cultural, Santiago Domínguez, «no sólo por el coste y su decoración, sino también por las dificultades técnicas de la orografía del terreno. Un unicum, algo no visto antes, «en todas las termas que se conocen del Imperio».
Como en años anteriores, el Ayuntamiento de Valeria promueve un proyecto de investigación dirigido por Michel Muñoz y el propio Domínguez, ambos de Ares Arqueología; Javier Atienza, como codirector y experto en mármoles; Elena Mora, directora del programa y restauradora; y Greta Bruno, experta italiana en mosaicos. Asimismo, este año se suman estudiantes universitarios «que acuden como colaboradores a aprender tareas especializadas». El proyecto comenzó el 3 de junio y concluirá a finales de noviembre.
Estas termas aterrazadas fueron construidas en la fase imperial del foro «y se aprovechó para mejorar la urbanización de toda la ciudad. Son termas públicas que dependen del poder local. Este es un edificio público más de renombre que tuvo que tener la ciudad», indica.
Domínguez también subraya dos cuestiones importantes en esta parte de la villa romana: su excelente estado de conservación y el variado material de mosaicos, mármoles de diferentes partes del Imperio Romano, estucos, estatuas y «una decoración bastante rica y suntuosa».
labores. Este año, una vez localizadas los distintos ambientes: dos salas grandes, una exterior y la palestra, se procederá a terminar de excavar la sala de los mosaicos y la de los mármoles. Otro de los pasos que se quiere llevar a cabo «es la restauración y consolidación de los que se ha excavado hasta el momento», dice Domínguez, quien recuerda que las termas continuaron funcionando hasta el siglo III, puesto que se aprecian distintas reformas que se realizaron a lo largo de 200 años de uso.
Una vez ya se han retirado los derrumbes, «podemos saber cómo eran las bóvedas y cuán de altos era los muros, o cómo estaban decoradas las paredes». En definitiva, «reconstruir cómo eran esos ambientes termales y las fases que tuvieron».
El arqueólogo asegura que con las tareas que se han efectuado en los últimos años «estamos consiguiendo regenerar Valeria y devolverle la vida arqueológica. No sólo se trata de conseguir empleo, sino lograr un recurso a todos los niveles: científico, divulgativo y turístico».
Y es que, subraya Domínguez, el objetivo final es «conseguir una cubrición definitiva y que las termas sean visitables».
La campaña de Las Hoyas se desplaza a otras zonas de la Serranía.
La campaña de excavaciones del yacimiento paleontológico de Las Hoyas –entre Los Palancares y Tierra Muerta–, que se desarrolla desde la pasada semana y acaba este viernes, amplía el radio de acción de esta mina del Cretácico Inferior a otras zonas próximas ricas en materiales y a «las asociaciones de fósiles que, hasta ahora no se habían registrado», cuenta la directora del proyecto, Ángela Delgado Buscalioni, que subraya la importancia de la información que se recoge.
Al mismo tiempo, el equipo de investigación de la Universidad Autónoma de Madrid está prospectando otras áreas próximas a Las Hoyas, caso de Buenache de la Sierra, para «completar la información de la diversidad, tipo de paisaje, diferencias, en estos puntos de la Serranía de Cuenca».
información recopilada. La paleontóloga recuerda que desde que las primeras excavaciones se realizaron en 1984 «se ha acumulado muchísima información. Es muy interesante porque tenemos una perspectiva más abierta. Sabemos por los estudios geológicos si el ambiente era más árido o menos, o cómo varían las zonas en función del agua».
La información obtenida en todo este tiempo también permite conectar directamente «con grupos de investigación de yacimientos muy importantes a escala mundial», localizados en Brasil y en China.
En este punto, Delgado Buscalioni asegura que España tiene «una posición estratégica. Por eso podemos participar siendo unos conectores muy interesantes de lo que había en Asia y en América. Algo que va a ser muy interesante en el futuro».
Buscalioni avanza que a lo largo de los últimos años se han efectuado varias aproximaciones en el yacimiento de las Hoyas, extrayendo material que posteriormente se ha lavado para comprobar «como cambia la diversidad biológica a lo largo de estos 126 millones de años».
Por último, la paleontóloga considera que el muestrario del Museo Paleontológico de Castilla-La Mancha en Cuenca «es un eje principal para nosotros. Vamos a seguir trabajando sobre la colección en un ámbito que hasta ahora no habíamos ensayado mucho, que es la conservación de tejidos blandos. Ya hemos visto ojitos y músculos e iremos avanzando en ese campo».