Afammer-La Solana celebró el Día de la Mujer Trabajadora con una charla sobre un tema de máxima actualidad: el estrés y la ansiedad. Vivimos en una sociedad demasiado agitada y eso tiene su traducción en desequilibrios emocionales que derivan en trastornos psicológicos. La psicóloga sanitaria Juani Santos-Olmo ha conducido una ponencia en la que ha explicado qué son ambos desórdenes en nuestra salud, sus similitudes y diferencias, y cómo atacarlos.
Con lleno total en el auditorio del Palacio Don Diego, la psicóloga procuró hacer pedagogía. Recordó que tanto el estrés como la ansiedad son señales de alerta que nos da nuestro cuerpo para advertirnos advierte que algo no va bien y para que tomemos medidas. "Se trata de un conjunto de reacciones que desencadena nuestro organismo ante determinados estímulos, que no siempre están identificados, he ahí su peligro", ha subrayado la ponente. "El estrés es menos intenso y generalmente sabemos por qué, pero la ansiedad es más difusa y está orientada hacia al futuro, es una preocupación constante por lo que pueda pasar".
Ambos trastornos producen con frecuencia una serie de reacciones fisiológicas, que van desde el aumento del ritmo cardiaco o la hiperventilación, pasando por agitación o sensación de peligro inminente. A ello, se añaden problemas de concentración en las tareas cotidianas, incluso síntomas físicos como dolores de cabeza o pinchazos en el pecho, entre otros. "La ansiedad provoca mucha angustia y preocupación", apunta la psicóloga, para quien el estrés suele ser la antesala de la ansiedad, y llegado el caso de la depresión.
"Hay un claro aumento de enfermedades mentales, y más en concreto del estrés y la ansiedad", afirma. Y son mayoría las mujeres, generalmente por problemas sociales, familiares o económicos. Aunque es un problema multifactorial, el estilo de vida cuenta. Y por supuesto, hay soluciones. "Se pueden hacer muchas cosas, por ejemplo deporte o ejercicios de relajación". "Caminar, correr o simplemente hacer cosas que nos sean agradables pueden ayudarnos". Cree que es cuestión de cambiar el enfoque de las situaciones cotidianas. "Tenemos en medio los pensamientos o interpretaciones, y si conseguimos controlarlos podemos mejorar". En cualquier caso, no siempre se puede reparar el daño por uno mismo y es necesaria ayuda profesional. "Cuando vemos que nos desborda el día a día hay que pedir ayuda, igual que la pedimos para otras dolencias". El obstáculo suele ser la estigmatización que todavía hoy tienen este tipo de trastornos, pero Juani Santos-Olmo considera clave superar esos prejuicios.