Las aulas de los centros educativos atestiguan si una sociedad está cambiando. También ocurre en el Colegio Salesianos Hermano Gárate de Ciudad Real, donde llevan años percatándose de las nuevas formas de comunicación y las demandas de atención del alumnado. Durante sus cuatro años a la cabeza del centro, su director, Miguel Ángel Muñoz, lo ha vivido en su propia piel, y con una mueca positiva explica que «no puede ser de otra manera».
Sin lugar a dudas, los primeros indicios de la transformación emanan del alumnado. En Salesianos un equipo de cinco docentes se encarga de dar respuesta a este fenómeno y desarrollar técnicas de innovación para aplicarlas a la metodología habitual de enseñanza, y así, facilitar la tarea al alumnado e incentivar sus intereses e inquietudes. «Es necesario crear nuevos métodos de educación» valora el director del centro, «las nuevas generaciones vienen con otras formas de aprender. Y eso es así, lo queramos o no», asiente.
Para la filosofía del centro no existe avance sin fundamento, y, por tanto, la digitalización de las horas lectivas debe estar, asegura, basadas en una teoría sobre la que se sustente. Así ponen en marcha actividades que conectan a los alumnos de todos los cursos a través de la intranet, sin perder de vista el desarrollo del programa educativo mediante concursos o juegos que integran clásicos como el dictado, la comprensión lectora o el cálculo mental, que se adaptan al método.
Un equipo de innovación educativa en el Gárate - Foto: Rueda VillaverdeEl panorama educativo actual tiene puesta todas sus miradas en establecer una norma oficial para la prohibición del uso del teléfono móvil, no sólo en las aulas, sino en todo el centro durante las horas lectivas. A ello respondió, hace años, la normativa interna de comunidad salesiana en la capital provincial: «El colegio se acogió a esto en su momento. Dentro del centro su uso está prohibido. Para una actividad concreta lo usamos, para alguna consulta puntual, pero de manera general está prohibido». Detrás de esta norma, explica Muñoz, hay un objetivo: «Queremos crear una sociedad en valores sin perder la esencia de lo que somos, siempre hacía una novedad».
La distinción que corona al centro en la alta demanda de solicitudes de matrículas es, sin duda para Muñoz, la diversidad. La heterogeneidad que caracteriza a su alumnado está presente, además, en una oferta formativa que no sólo destaca por una media muy alta en las pruebas de acceso a la Universidad, también lo hace en la calidad de sus diversos ciclos formativos, en los que el director hace especial hincapié. Durante las tardes, el colegio hermano Gárate es uno de los pocos en la capital que no echa el cierre: sus aulas anexas se llenan de jóvenes y adultos que compaginan su actividad laboral con una formación específica. «Hay mucha demanda, pero todavía no es suficiente», lamenta. «Se está haciendo un gran esfuerzo por parte de las instituciones educativas de hacer llegar a la gente la importancia de la Formación Profesional, pero la sociedad no está concienciada de la importancia que tiene, y es un error». Con contundencia defiende esta línea formativa que aporta a los alumnos, argumenta, la profesionalización en oficios que se están perdiendo. «Soldadores, buenos mecánicos o carpinteros, las empresas buscan y no encuentran». En el centro también cuentan con programas Erasmus, no sólo en Bachillerato; también adaptados a la demanda laboral en el extranjero con prácticas extracurriculares en varios países de Europa donde se abren nuevas oportunidades.