Desde hace más de medio siglo, la Coral Polifónica de Ciudad Real pone su música al servicio de la ciudad. Fundada en 1974, ha dejado huella en celebraciones religiosas, conciertos sacros y encuentros corales de toda la provincia, pero en los últimos años ha dado un paso más: salir a la calle, cantar entre los cirios y el incienso, y convertirse en parte viva de la Semana Santa. Aunque ya habían participado en algunos cultos y triduos de hermandades capitalinas como la de Jesús de Medinaceli o la del Descendimiento, la verdadera revolución llegó en 2023. Ese año, la Hermandad del Descendimiento confió en ellos para poner voz —una voz coral, serena y poderosa— al paso del Santísimo Cristo del Amor. Lo que en principio fue un experimento cargado de dudas se convirtió pronto en una apuesta firme.
Juan Ángel Pedrero, miembro de la directiva y vocal de redes sociales, informática y partituras, recuerda ese primer ensayo en la calle con cierta inquietud. Reconoce que no confiaba mucho al principio:«Pensaba que las voces se perderían, que el ir andando no ayudaría, que habría mucho jaleo». La Coral no está acostumbrada a moverse mientras canta. Tampoco a competir con los sonidos intensos de una procesión. Pero el resultado sorprendió a todos. «El conjunto es precioso, y estamos muy contentos. Nos sorprendió para bien», confiesa Pedrero.
Ese paso firme no ha sido fruto de la improvisación. Bajo la dirección de Varvara Rostovska, la Coral ha preparado un repertorio cuidadosamente elegido para acompañar con respeto y belleza al Cristo del Amor durante su recorrido de Viernes Santo. Obras como el Stabat Mater de Zoltán Kodály, el Signore delle Cime de Giuseppe Marzi, el Ave Verum Corpus de Mozart o el sobrecogedor Popule Meus de Tomás Luis de Victoria suenan en puntos estratégicos del itinerario. No es un concierto callejero. Es liturgia cantada. Es una oración que brota del silencio.
Para lograr que funcione, la Coral ha debido adaptarse a un entorno totalmente nuevo. Cantar en una iglesia es muy diferente a hacerlo en la calle. El eco, la acústica, el recogimiento… todo cambia. Pero también cambia la relación con el público. Aquí ya no hay butacas. El oyente no espera. La música lo sorprende mientras camina, mientras contempla, mientras reza. Y ese impacto ha sido enorme:«La Hermandad ha buscado cambiar su estilo a una hermandad más seria, y que sea más propia de la procesión del Santo Entierro, en elViernes Santo, de la que participa», señala su hermano mayor, Gonzalo López de Coca, que añade:«La coral lleva a rezar un Padre Nuestro».
Pedrero, por su parte, comenta que reciben «muchas felicitaciones, tanto del público como de la hermandad. Nos agradecen que hayamos dado este paso». La acogida ha sido tan cálida que la Coral repite este año y amplía su repertorio. A las piezas ya mencionadas se suman clásicos del Renacimiento español como el Ave María de Tomás Luis de Victoria o la versión coral de Más cerca, oh Dios, de ti, un himno tradicional de origen anglosajón que se ha convertido en símbolo de consuelo y esperanza.
conciertos. El impacto de esta participación no se mide solo en aplausos. También habla de una Coral viva, que sigue encontrando maneras de conectar con la ciudad. Durante la pandemia, muchas de sus actividades -conciertos de Semana Santa, de Navidad, participaciones en las fiestas patronales de la Virgen del Prado- quedaron en suspenso. Pero lejos de detenerse, el grupo buscó nuevos escenarios. Actuaron en Toledo, en Villacañas, en Agudo. Y ahora, en plena recuperación de la vida cultural, apuestan por salir a la calle como nunca antes.
No es habitual ver una formación coral en una procesión. Las bandas de música son lo habitual. Pero una coral que canta polifonía sacra, en mitad del silencio de la noche, es otra cosa. Es una propuesta arriesgada que rompe moldes sin perder solemnidad. Y en ese riesgo, la Coral ha encontrado una identidad renovada.
Ese esfuerzo -ensayos intensos, compromiso personal, preparación vocal y espiritual- es invisible para el espectador, pero crucial para entender el valor de lo que hacen. Por eso, cada vez más personas reconocen el mérito de esta contribución.«Cuando nos felicitan nos hacen sentir orgullosos», cuenta Pedrero. La Coral Polifónica de Ciudad Real no se limita a poner música a la Semana Santa. Está escribiendo una nueva página de cómo puede vivirse. Con respeto a la tradición, pero sin miedo a explorar otros caminos. Caminos que no solo recorren las calles de la ciudad, sino también su alma. Y con su incorporación se abrió una puerta que en Ciudad Real, a diferencia de otros muchos sitios de España, estaba cerrada, que era la de acompañar a un paso durante su estación de penitencia. López de Coca cuenta que «cualquier cambio tan importante no sabes exactamente si va a salir bien, pero en nuestro caso, el balance es sido muy, muy positivo», dice.
En cada obra que interpretan, en cada nota que resuena entre faroles, la Coral deja claro que la Semana Santa también se canta. Y que su voz -esa que al principio parecía que podía perderse- ha encontrado su sitio. Un sitio que no es sólo musical, sino profundamente cultural, social y espiritual. Y, sobre todo, de renovación.