Las bodegas compensan con el blanco la crisis de precios

A. Criado
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La caída del consumo y el cambio de tendencia de los últimos años hacia vinos más frescos y agradables están provocando un importante stock de tintos y dificultades en la comercialización

Instalaciones para el depósito de uva blanca en una bodega de Ciudad Real - Foto: Rueda Villaverde

Los vinos blancos y espumosos, aquellos que, en general, son más frescos y fáciles de beber, están conquistando las mesas de todo el mundo, y España no es una excepción. El descenso del consumo interno y externo y la tendencia generalizada hacia este tipo de caldos más agradables están poniendo en jaque a las regiones vinícolas donde el tinto es predominante, provocando un importante stock y dificultades en la comercialización. Esta coyuntura no es ajena a las principales bodegas ciudadrealeñas, que esta campaña se están aferrando a la venta de vinos blancos para compensar los precios a la baja de los tintos y equilibrar sus cuentas de resultados.

Rafael Torres, presidente de la cooperativa Virgen de las Viñas de Tomelloso, está convencido de que quedará muy poco vino blanco en Castilla-La Mancha al inicio de la próxima vendimia, «si es que queda algo». Por el contrario, considera que el tinto precisa de una destilación de crisis para eliminar excedentes: «De seguir así, los agricultores no van a poder aguantar con los precios actuales». Recuerda que los tintos, donde se observa una clara tendencia hacia los jóvenes y crianzas en detrimento de los reservas, ya han salido de crisis similares, por lo que «no queda otra que adaptarse e intentar darles salida, aunque sea a precios más baratos de los que se están pagando actualmente por los blancos».

Bodegas Yuntero está recomendando a sus socios cambiar viñedos de variedades tintas por blancas para «adaptarse a un cambio de tendencia en el consumo a nivel global hacia los vinos frescos y afrutados, de poca graduación». Así lo subraya su presidente, Felipe Rodríguez, que hace hincapié en que la cooperativa manzanareña tiene ya vendido «prácticamente el 100% del vino blanco», mientras que el tinto «se está resistiendo, a pesar de que su precio actual es muy malo». «El mosto blanco está a un precio igual o superior al tinto, algo que no había ocurrido nunca», remarca.

El presidente de El Progreso, Jesús Julián Casanova, coincide en señalar que «el mercado del tinto se encuentra bastante saturado», debido, entre otros factores, a un crecimiento sostenido del consumo de vinos blancos en los últimos años, acelerado a raíz de la pandemia, cuando se generó un importante stock de tintos por la inhabilitación del canal Horeca. En este sentido, el máximo dirigente de la cooperativa de Villarrubia de los Ojos resalta que aquellas empresas que tienen una cartera amplia y diversificada afrontan en condiciones más óptimas estas épocas de incertidumbre: «No vamos a resaltar en el mercado con los blancos, pero con los tintos en crisis nos defendemos mejor».

Los presidentes de estos tres 'gigantes' del vino consideran que el campo ciudadrealeño cuenta con la materia prima necesaria para adaptarse mejor a este cambio de tendencia que otras zonas vinícolas del país, puesto que la producción de blanco representa, de media, el 80% del total. «No sabemos qué ocurrirá en un futuro, pero el mundo, a día de hoy, necesita más uva blanca; es el momento de reivindicar nuestra airén», enfatiza Casanova. Una variedad autóctona, apostilla Torres, que «soporta mejor que otras la sequía y da buenas producciones tanto en regadío como en secano». «Es la hora de poner de relieve nuestra airén, una variedad que se adapta muy bien a la climatología de la zona y que, pese a sus limitaciones, da mucho juego en el mercado», asevera Rodríguez. 

El diagnóstico de Rafael del Rey, director del Observatorio Español del Vino, va en la misma línea: «El reto del sector es adaptarse a los productos que demanda el consumidor y las empresas de Castilla-La Mancha están siendo capaces de seguir las nuevas tendencias». Destaca, en este sentido, el buen trabajo de los enólogos con la uva airén y su mezcla con otras variedades blancas, así como con los espumosos. Recalca, eso sí, que «lo ideal es que la tendencia hacia los blancos sea complementaria a los vinos tradicionales y no sustitutiva».