El Toboso, conocido por su vínculo con Don Quijote, se ha convertido en el epicentro de un debate regional. Marciano Ortega, exalcalde de esta localidad entre 2007 y 2015, ha iniciado una recogida de firmas con un propósito claro: modificar la bandera de Castilla-La Mancha para que en su mitad blanca luzca un molino, símbolo inseparable de La Mancha. «Un molino es muy nuestro, y muy reconocido fuera. Por eso, la publicidad internacional siempre tiene uno», asegura Ortega, convencido de que este icono manchego aportará una mayor representación de la región en el símbolo regional. Ortega considera que, mientras la mitad carmesí de la bandera representa adecuadamente a Castilla, la parte blanca no alcanza a simbolizar lo que La Mancha significa.
La actual bandera de Castilla-La Mancha fue diseñada por el heraldista Ramón José Maldonado y se adoptó oficialmente en 1980. La bandera, dividida verticalmente en dos mitades, presenta el castillo de Castilla en su lado izquierdo sobre fondo rojo, mientras que la parte derecha es completamente blanca, en honor a las órdenes militares que jugaron un papel clave en la conquista y organización de estas tierras.
Simple. Luis Maldonado, exalcalde de Almagro e hijo del creador de la bandera, defiende con firmeza el diseño original. «Mi padre quiso que fuera simple, identificativa y fácil de reconocer», señala. Maldonado subraya la importancia histórica del color blanco, que hace referencia a los pendones de las órdenes militares de Calatrava, Santiago y San Juan, cuya influencia marcó profundamente la configuración de La Mancha. «Cambiar la bandera para incluir un molino es desconocer completamente su historia», comenta Maldonado.
La propuesta de Ortega no sólo ha suscitado un debate sobre la identidad manchega, sino que también plantea una cuestión legal. Luis Maldonado recuerda que cualquier modificación de la bandera debe pasar por una reforma estatutaria, dado que está legislada en el artículo 5 del Estatuto de Autonomía de Castilla-La Mancha. «Para cambiar la bandera habría que hacer un cambio en el estatuto de autonimía», asegura Maldonado, que además señala que este tipo de procesos conllevan tiempo y requieren aprobación parlamentaria. Por su parte, Ortega sigue adelante con su campaña de recogida de firmas, confiado en que su propuesta refleje mejor la esencia de La Mancha. «El molino es una imagen que une tradición y modernidad», dice, destacando que este símbolo está presente en la literatura universal y en la percepción internacional de la región.
La propuesta de Ortega ha generado una variedad de opiniones entre los ciudadanos. Mientras algunos consideran que un molino añadiría un valor representativo a la bandera, otros defienden la sencillez y el rigor histórico del diseño actual. «La bandera no debe convertirse en el capricho de unos pocos», comenta Maldonado. Con más de 40 años de historia, la bandera de Castilla-La Mancha ha sido un símbolo de identidad para los manchegos, pero este debate pone de manifiesto crea una cuestión y no es otra que si las firmas de Ortega lograrán abrir el camino hacia un nuevo capítulo en la historia de la bandera regional.
Una coincidencia interesante que añade una capa de curiosidad al debate es que cuando se le preguntó a la inteligencia artificial ChatGPT por una propuesta para una nueva bandera de Castilla-La Mancha, también incluyó la figura de un molino. En su diseño, ChatGPT sugiere un molino estilizado en el centro de la bandera, describiéndolo como un símbolo moderno y minimalista que representa la historia, el esfuerzo y la cultura literaria de la región, muy vinculada a la obra de "Don Quijote". El molino aparece rodeado de cinco estrellas doradas que simbolizan las provincias de la comunidad.
La bandera tiene un antecedente en los movimientos regionalistas de La Mancha de comienzos del siglo XX. Francisco Fuster Ruiz estudió sus orígenes, que se hallan en el Centro Regional Manchego, de Madrid, de donde partió la idea. La primera versión de la bandera se presentó en Daimiel el 10 de septiembre de 1906, en un mitin de carácter regionalista. Al parecer, este primer intento de bandera fue creado en esta localidad ciudadrealeña por un grupo de simpatizantes. Estaba dividida en cuatro partes, cada una de un color y con el escudo de cada provincia manchega.
Negro para Toledo, rojo para Cuenca, azul para Ciudad Real y blanco para Alba-cete. El proyecto se volvió a retomar una década des-pués. En diciembre de 1908 un grupo de alumnas de la Escuela Normal de Albacete visitó Madrid y en el Certro Regional Manchego ellas mismas propusieron bordar la bandera. La versión albaceteña de la bandera de La Mancha se presentó en junio de 1919 en el Teatro Cervantes de la capital provincial.
Mantenía la división en cuatro partes y los colores, pero en vez de los escudos de las pro-vincias, en el centro bordaron el escudo de Alfonso XIII, con el Toisón de Oro. Aunque tuvo más éxito que la versión de Daimiel, tampoco llegó a fructificar del todo. Eso sí, su división en colores sigue presente en algunos modelos no oficiales y minoritarios que incluso han añadido la estrella de cinco puntas propia de las banderas independentistas de Cataluña o Galicia.