Adoración Cabrera Copado es una ciudadrealeña excepcional que el pasado viernes cumplió 105 años de edad y que este fin de semana lo ha celebrado en su pueblo natal, Piedrabuena, rodeada de su familia, de sus vecinos y amigos.
Pocas personas pueden presumir en la provincia de Ciudad Real de haber vivido dos guerras mundiales, la Guerra Civil española y tener a sus espaldas dos pandemias.
Adoración Cabrera lo ha hecho y así lo recuerda en una conversación con Efe, después de haber recibido el reconocimiento de todo su pueblo, en un sentido homenaje organizado por el grupo de voluntariado de la Unión de Pensionistas de Piedrabuena, que también contó con la presencia del alcalde de la localidad, José Luis Cabezas.
Piedrabuena ve cumplir 105 años a su vecina Adoración Cabrera - Foto: A. B.Rodeada de su única hija Mari Luz, de su yerno Ángel, y de sus dos nietos y dos biznietas, recordaba como a lo largo de estos 105 años ha ido viendo cambiar el mundo a pasos agigantados.
La llegada de la luz, el agua corriente, el teléfono o la televisión a los hogares son sólo unos pocos ejemplos de lo que, en su larga vida, ha vivido esta centenaria, que asegura sentirse igual de bien a los 105 años que a los 100.
Curiosa y divertida, atenta a todo lo que se le pregunta, no duda en responder demostrando una enorme vitalidad mental y solo cuando recuerda los peores momentos de su vida muestra un semblante más serio y las lágrimas asoman a sus ojos.
Ha visto morir a muchos de sus seres queridos, entre ellos a su marido, Ismael, un agricultor que con su trabajo y esfuerzo, "logró sacar adelante a la familia", comenta.
Y añade: "Hemos sido gente humilde, gente de campo, que hemos vivido con lo que nos daba la tierra, y con los jornales que mi marido realizaba allá donde lo llamaban".
También recuerda cómo de pequeña la vida para ella y los seis de los nueve hermanos que quedaron fue "muy trabajosa".
"Había que ir al río a lavar e íbamos, había que enjalbegar y lo hacíamos, porque no había dinero para poderlo pagarlo", enfatiza.
A sus 105 años mantiene aún cierta actividad en su casa y, tras levantarse y asearse, ella se encarga de hacerse la cama.
Tras desayunar, comenta que mantiene la costumbre de lavarse su propia ropa interior en la pila del patio, utilizando para ello el jabón casero que ella elaboraba para reciclar los aceites sobrantes.
"Aprovecho los aceites malos y lavo encantada de la vida. No lavo más porque no puedo estar mucho de pie", subraya.
Su hija Mari Luz recuerda que su madre apenas ha estado enferma a lo largo de su vida, tan sólo unas navidades, durante una visita que realizaron sus padres a Madrid, donde cogió una neumonia que la llevó a ingresar.
A raíz de ahí, no tenido enfermedades y, a pesar de que ha pasado el coronavirus, sólo volvió por el hospital para operarse de cataratas.
Mari Luz y Ángel, que a diario se encargan de cuidarla, se sienten afortunados de poder disfrutar de su madre y su suegra a sus 105 años y agradecen al grupo de voluntariado de la Unión de Pensionistas y al Ayuntamiento de Piedrabuena el haber hecho posible este homenaje.