En el 2010 el hospital de Ciudad Real fue rebautizado y pasó a denominarse Hospital General Universitario de Ciudad Real (HGUCR). La construcción de la Facultad de Medicina junto al hospital, previa modificación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), para desarrollar un espacio urbanístico dedicado a la medicina, la investigación y a la enseñanza, doce años después la parcela recalificada sigue siendo un solar y existen dudas razonables sobre su futuro.
Tres gobiernos de PSOE- PP y PSOE han pasado por Fuensalida en ese periodo: Barreda, Cospedal y Page. Tres rectores han regido la vida económica y académica de la Universidad de Castilla-La Mancha: Ataz, Collado y Garde. Cuatro consejeros ocupándose de la sanidad y tres alcaldesas han dirigido la vida local y municipal: Romero, Zamora y Masías. Y Ciudad Real sigue sin tener edificio para la facultad de Medicina anunciada en 2011 y ni se le espera por ahora, es más, si siguen cambiando los planes de estudio enviando alumnos a Toledo, es posible que tenga que reducirse su configuración inicial y la parcela de 29.000 metros cuadrados se haga grande para los matriculados o, simplemente, no sea necesaria su construcción y puedan seguir los alumnos en el mismo edificio polivalente que ocupan actualmente en el camino de moledores, al otro lado de las vías del AVE perdiéndose definitivamente la construcción.
El próximo lunes día 13 de marzo se cumple el aniversario de la colocación de la primera piedra de la Facultad de Medicina en Ciudad Real. Fue, en 2011, un acto institucional cargado de simbolismo y de esperanza para la ciudad, al poder contar para los siguientes años con una potente infraestructura universitaria que inicialmente estaba dotada para albergar más de 300 alumnos repartidos en los distintos cursos, una superficie inicial de 34.000 metros cuadrados, tres edificios y 15 millones de inversión y que fue implementada, posteriormente, con nuevas propuestas de uso y nuevas inversiones en el edificio para acoger también la futura la Facultad de Enfermería, un animalario y un Instituto de Biomedicina con laboratorios para la investigación. En total, se pasó de una inversión de 15 millones en el 2011 a 24 millones de euros en los siguientes años, financiándose su construcción con cargo a la Universidad, mediante planes de inversión plurianual y fondos Feder.
El Ayuntamiento hace su trabajo y cede a la universidad 29.000 metros cuadrados de suelo que estaban destinados a otros usos, susceptibles de generar ingresos extraordinarios al municipio, y modifica el Plan General de Ordenación Urbana, permitiendo una construcción de más de 40.000 metros cuadrados. La Universidad, con más de 7.000 alumnos en el campus de Ciudad Real y 875 profesores, más 475 trabajadores de administración y servicios, es una de las tres joyas de la corona que tiene la capital. Las otras son el propio Hospital General Universitario y el AVE.
La idoneidad de la parcela junto al Hospital General para la Facultad de Medicina, de Enfermería, animalario y laboratorios para la investigación, que lleva aparejada la modificación del PGOU conformarían un nuevo espacio de la ciudad dedicado a la sanidad. Es más, en rueda de prensa se presenta la modificación del PGOU como una oportunidad para facilitar la implantación de otros negocios relacionados con el mundo sanitario, sugiriendo así la reconversión del suelo industrial del Polígono Larache, colindante al hospital y las facultades, en un clúster sanitario. La cesión de la parcela por parte de la ciudad en valor de mercado puede tener una estimación cercana a los 20 millones de euros.
No obstante, el anuncio de construcción y la cesión correspondiente no es suficiente para desarrollar un proyecto como el anunciado y el Ayuntamiento tiene que cuidar sus joyas y no distraerse en asuntos menores. Nada es eterno y todo está en constante cambio y entre las tres joyas mencionadas se conforma la mayor parte del PIB de la ciudad y el grueso de los puestos de trabajo. Véase lo que sucede con el AVE y la pérdida mensual de abonos entre trabajadores recurrentes que se desplazan diariamente a Madrid.
La lentitud en la construcción de las infraestructuras, especialmente de aquellas donde ha transcurrido más de una década desde su proyección y aún están en fase de diseño de proyecto, como es el caso de estas facultades, puede hacer que con el transcurso del tiempo decaiga la necesidad de su construcción consecuencias de nuevas planificaciones, cambios sobrevenidos de tipo económico o académico, exceso de endeudamiento de la administración contratante, presupuestos, corporativismos, cambios de dirigentes políticos con una nueva visión o simplemente nuevos intereses de grupo.
Como en todo, allí donde hay un interés profesional surge un lobby que presiona para realizar cambios, y, ni la Universidad, ni la sanidad, son ajenos ni al lobby, ni a los grupos internos. La ubicación en Albacete y Ciudad Real de la Facultad de Medicina para impartir entre ambas ciudades la totalidad de los cursos siempre fue objeto del deseo de otros campus castellanomanchegos y de otros hospitales.
En Ciudad Real nadie ha dicho nada, quizás por el peso institucional de la Universidad. Todo el mundo calla y mira hacia otro lado con el retraso en la construcción de la facultad, incluso después de haber estado licitada en el ámbito europeo con un proyecto constructivo que dieron por válido, plagado de deficiencias técnicas, con errores de bulto, sin estudio geotécnico, sin definir adecuadamente la ejecución de la obra en planos, con una cimentación insuficiente y con una estructura incompleta que presentaba dificultades para su ejecución, etc. y obligó a dejarla desierta y tener que realizar uno nuevo.
Días pasados dimitía en el Ministerio de Fomento la secretaria de Estado y el presidente de Renfe por el asunto de los túneles y los trenes, que, dicho sea de paso, no es otra cosa que un proyecto mal diseñado, es decir, unos planos con los cuales se ha licitado la construcción de los trenes mal realizados y que, una vez que detectaron el problema han estado dos años en un cajón sin rehacerlos. El presidente de Cantabria, Miguel Revilla y el asturiano, Adrián Barbón, no se lo pensaron dos veces pidiendo responsabilidades y exigiendo las cabezas de los máximos responsables de tal retraso.
Dice un refrán que 'camarón que se duerme se lo lleva la corriente'. Y eso puede pasar con la Facultad de Medicina, llamada a ser la guinda de los estudios universitarios en este parte del campus y que por los retrasos acumulando de más de una década se la puede llevar la corriente.
Ciudad Real cedió una parcela de 20 millones de euros a la Universidad y esta no ha respondido adecuadamente en todos estos años, pero tampoco nadie ha protestado como lo hicieran Revilla y Barbón. Es muy posible, y entra dentro de las cuentas que tiene que hacerse el Ayuntamiento, que con el transcurso de los años y la dilación producida en la construcción de las facultades, la cesión y modificación del PGOU haya devenido en innecesarias, suponiendo la pérdida de otras oportunidades para la ciudad y para sus mermadas arcas económicas.
Nadie asumirá responsabilidades por la tardanza en la construcción cuando el lunes próximo cantemos el cumpleaños feliz de una adolescente primera piedra, ya con 12 años, de un edificio non nato. En la universidad, como en la política, las nuevas elecciones parecen eximir de responsabilidad a los antiguos equipos gestores por el solo hecho de haberlas perdido, pero lo cierto es que la ciudad se queda sin edificios para medicina y enfermería, sin laboratorios de investigación y sin inversión, y ahora, a partir del próximo curso, con el número de alumnos reducido porque el hospital de Toledo ha reclamado su parte del pastel en la enseñanza universitaria.