El juicio por un presunto abuso sexual ocurrido en Alcázar de San Juan en agosto de 2021 no ha podido quedar visto para sentencia esta mañana en la Audiencia Provincial. La razón, la no comparecencia de la denunciante, que pese a estar citada con apercibimiento, no ha acudido a la vista. La presidenta del tribunal, María Jesús Alarcón, ha ordenado volver a citarla, ya conducida por las fuerzas del orden, para que explique su versión de los hechos, el próximo 7 de abril.

Sí ha testificado el acusado, de iniciales J. S. G. M. y de 43 años de edad. Se enfrenta a una petición de condena de 8 años de prisión como autor de un delito de abuso sexual hacia esta mujer, vecina de un pueblo de Toledo y que en el momento de los hechos tenía 31 años. Él ha negado rotundamente haber mantenido relaciones sexuales con ella, ni sin su consentimiento ni con él. "No la toqué en ningún momento", ha asegurado repetidas veces en la sala, explicando además que ella "me amenazó con denunciarme por abuso si no la llevaba a casa", y que no lo hizo porque estaba demasiado bebido como para conducir por carretera.

Según el relato acusatorio de la Fiscalía, la presunta víctima estuvo bebiendo con el acusado en un bar de Alcázar de San Juan, tras lo cuál, ella le pidió que la llevara su casa en coche. En vez de eso, condujo hasta el cercano paraje del cerro de San Isidro, y allí habría abusado de ella aprovechando que se había quedado dormida fruto del alcohol que había ingerido. En una primera ocasión, ella se despertó y descubrió que le había bajado los pantalones y que le estaba practicando sexo oral. Tras decirle que parara, se volvió a quedar dormida, lo que aprovechó él para introducir su pene en su boca, despertándose nuevamente y dándose cuenta. 

"Me amenazó con denunciarme por abuso si no la llevaba a casa" - Foto: Tomás Fernández de Moya

Este fue el relato que ella contó a los agentes de la Policía Nacional que acudieron al lugar desde donde ella les llamó por teléfono, la plaza del Altozano. "Estaba muy nerviosa, con ansiedad" y visiblemente bebida, según han declarado los agentes que intervinieron en este servicio, que también hablaron con el acusado, que seguía con ella, "negando la mayor". Uno de los agentes ha testificado que él sí les admitió haber mantenido relaciones sexuales con ella, pero "de manera voluntaria".

Ella denunció los hechos esa misma mañana, y en su reconocimiento médico se reflejó un hematoma en la cara interna de su muslo derecho, sin más posibles signos de violencia. En lo que respecta al análisis forense que se realizó a la ropa interior de ella, se detectaron restos de ADN de hasta tres varones diferentes, sin poderse contrastar que ninguno de ellos fuera compatible con el perfil genético del acusado, al no estar este referenciado en la base de datos nacional. Sin embargo, tras ser detenido el día de los hechos, él se sometió de manera voluntaria a una prueba de ADN.