La Asociación de Municipios Ribereños respira ante un verano que promete una lámina decente de agua, pero recuerda que tras un ciclo húmedo pueden llegar largas sequías. "No conviene dilapidar el agua ante la avaricia de la agroindustria levantina"
Aunque tras muchos años de malas noticias la esperanza llame a la puerta de los Municipios Ribereños, conviene mantener los pies en el suelo y ponderar que el vaso sigue medio vacío: Entrepeñas se encuentra al 58,3 por ciento de su capacidad, Buendía al 32,56 por ciento; es mucho todavía lo que podría almacenarse y desde la Asociación insisten en que este debería ser el mínimo estable.
"Una lámina de alrededor de 1.000 hm3 debería ser el semáforo en rojo, no un ámbar o un verde como pregonan desde levante donde ya dan por suya el agua de la cabecera del Tajo", señala Borja Castro, presidente de la Asociación.
Entrepeñas y Buendía superan los 1.000 hm3 - Foto: LTLa situación es buena y a pesar de los Trasvases se espera un verano con agua, "en el que invitaremos a todos a descubrir lo maravillosa que es nuestra comarca". Pero ante las numerosas voces que ya se frotan las manos esperando agua a mansalva, Castro advierte: "esta agua es del río Tajo, patrimonio de todos los españoles, no de los regantes".
La Asociación de Municipios Ribereños quiere que este sea un punto de inflexión, para que los embalses puedan cumplir su función de abastecimiento humano y garante de la salud del río cuando se atraviesen periodos de sequía. "Los embalses son cajas de ahorro para los momentos complicados, no pagas extra a dilapidar como si no hubiera un mañana", señalan.
"En Alicante y la Región de Murcia tienen otras fuentes de agua disponible, sin entrar al necesario redimensionamiento de sus regadíos, que deberían afrontar para hacer su industria sostenible y sobrevivir al cambio climático sin destrozar el Mar Menor".
Así, los veintidós municipios de la España Rural que defienden la salud del Tajo desde sus embalses de cabecera piden al Ministerio de Transición Ecológica que acelere el cambio de las Reglas de Explotación del Trasvase y las adecue a las necesidades del río, no a los intereses económicos de una agroindustria que, en su exceso, se muestra perjudicial para el Medio Ambiente.