La pasada semana se presentó una nueva normativa estatal UNE, creada por un grupo de científicos, asociados en la plataforma Aireamos y que señala la importancia de la calidad del aire en los espacios públicos, en base a la concentración de CO2 para la prevención en salud y mejora del bienestar. Un concepto clave, planteado, en los años de pandemia y en el que han participado dos investigadores de la UCLM, Florentina Villanueva y Elena Jiménez, con implicación en ese grupo surgido en los años de pandemia.
Los espacios de pública concurrencia como aulas, restaurantes, gimnasios y oficinas «deben estar bien ventilados para ser saludables», explicó Jiménez, catedrática de Química y Física en la universidad regional. «Si no se ventilan adecuadamente, la concentración de dióxido de carbono (CO2), que exhalamos cuando respiramos, hablamos o cantamos va aumentando progresivamente y se va acumulando en dicho espacio». Se trata de un aspecto que reduce significativamente el rendimiento escolar y laboral.
Además, advierte, supone un riesgo adicional porque con la respiración «emitimos bioaerosoles, que pueden estar infectados de virus y quedan suspendidos en el aire mucho tiempo». «Esto hace que para contagiarse de una enfermedad que se transmite por vía aérea no sea necesario estar en contacto con la persona infectada, sino que si ha estado en un espacio cerrado sin ventilar» podría darse ese contagio.
Por este motivo, «la ventilación reduce el riesgo de contraer este tipo de enfermedades» y ese es «el gran impacto que tiene la norma UNE 171380», ya que permite controlar los niveles de CO2, que no se contemplan en las normas de calidad del aire interior ya existentes y en la legislación actual. «Todo establecimiento o empresa que quiera voluntariamente, porque las normas UNE no son de obligado cumplimiento, acogerse a ella estará velando por la salud de sus clientes y empleados». Además, permite empoderar a los ciudadanos para ir o no a un espacio público, en función de los niveles de CO2.
En este sentido, Jiménez explicó que la norma UNE permite establecer unos umbrales de CO2 atendiendo a la categoría del local y la temporada de infección respiratoria (alta y media-baja). «Así califica a los establecimientos con monitorización de CO2 en el 100% de sus espacios interiores en cinco niveles, desde 0 (óptimo) a 6 (mucho riesgo de contagio)». Como ejemplo, con más CO2 hay más riesgo de contagio y de más bajas laborales, como muestra del impacto económico que puede tener su control y la ventilación adecuada de los espacios.
Tanto Jiménez como Villanueva han participado en Aireamos, que fue una plataforma sin ánimo de lucro fundada en la pandemia. «Desde entonces, hemos luchado por divulgar el papel de la ventilación de los espacios de interior en la reducción del riesgo de contagio del SARS-CoV-2 y otros virus respiratorios». Jiménez participó además en el grupo de terminología y definiciones para la norma. «En la última fase, fui miembro del plenario del comité técnico CTN-UNE 171, donde revisamos todo el documento de la norma».