La Semana Santa de Ocaña (Toledo) presume de un rango especial. Declarada de Interés Turístico Nacional, la celebración católica concurre en la plaza Mayor del municipio desde hace siglos. Los tambores y las cornetas ambientan los pasos que hacen estremecer a los vecinos en un monumento declarado Bien de Interés Cultural. Pero 2024 será diferente. «Sin tambores ni cornetas», apunta el portavoz del equipo de Gobierno, Juan José Rodríguez. El Ayuntamiento ha informado ya a las hermandades y cofradías de la obligación de acatar las medidas judiciales
Como adelantó ya este diario, el Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha ha desestimado el recurso de apelación presentado por el Consistorio contra el auto judicial que prohíbe actividades ruidosas en la plaza Mayor como medida cautelar.
De esta manera, la demanda por ruidos interpuesta por dos vecinas, madre e hija, sigue trastornando el uso de la plaza Mayor. El Ayuntamiento de Ocaña defendió en el recurso al auto que el interés público de la realización de fiestas y ferias locales debía primar por la transcendencia social y cultural. Pero el Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha ha fallado a favor del Juzgado de lo Contencioso Administrativo número 1 de Toledo, por un auto fechado en julio de 2023, y condena al Ayuntamiento a las costas. Precisamente, las dos vecinas se opusieron también a la estimación del recurso presentado en noviembre por el Ayuntamiento de Ocaña, por lo que la división entre ambas partes quedó de manifiesto.
«Es una procesión de silencio», señala el portavoz del equipo de Gobierno, quien apunta que los vecinos están con «cabreo y decepción» por la resolución judicial.
Las hermandades y las cofradías disponen de un plazo de tiempo aproximado de un mes para informar al Ayuntamiento sobre la decisión del itinerario. O pasan en silencio por la plaza Mayor o eligen un recorrido diferente.
«Es un quebradero de cabeza. Es donde celebramos nuestras verbenas y nuestros festejos», resalta el portavoz del equipo de Gobierno, que sigue sin entender la demanda presentada por las dos vecinas, quienes piden una indemnización económica.
El juicio está aún sin señalar, por lo que medidas cautelares continúan sin una fecha en el horizonte. El Ayuntamiento se hace ya a la idea de que las fiestas patronales de septiembre se celebrarán en otro rincón del pueblo. Pero sin el encanto de esa plaza levantada en el siglo XVIII.