Los ciudadrealeños sufrieron durante 2024 el tercer año más cálido que se recuerda en más de un siglo, desde 1920. Un exceso de calor de 1,3 grados centígrados que tuvo consecuencias, la primera, en la salud de los habitantes de la provincia. Durante el pasado año perdieron la vida 87 personas por causas atribuibles a las temperaturas, ya sean por ese intenso calor o por el frío, según recoge el MoMo, el Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria, gestionado por el Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III, y que desde 2015 no registraba una cifra tan alta de muertes por culpa del tiempo en la provincia.
El objetivo de MoMo es identificar las desviaciones de mortalidad diaria observada con respecto a la esperada según las series históricas de mortalidad. En la provincia, el año pasado, se notificaron 5.580 decesos, con un exceso de fallecimientos de casi 200. Casi la mitad, por las temperaturas. Esas muertes que el MoMo vincula con el tiempo se concentran en cuatro meses: enero, con 17 fallecidos, julio, con la misma cifra de decesos; agosto, el mes que más muertes anotó por defunciones atribuibles, en este caso, al exceso de temperaturas, y el pasado mes de diciembre, donde el MoMo estima que 26 personas pudieron perder la vida esta vez, por causa del frío.
Si se compara con 2023, el año récord de calor en Ciudad Real, el periodo estival dejó más víctimas mortales: entonces fueron 69, por los 45 de 2024, aunque la campaña invernal fue más letal este año.
Hay que viajar a 2020, en plena pandemia del coronavirus, para encontrar periodos en los que la provincia lamentó más muertes de las que se observan habitualmente. Marzo de 2020 registró un exceso de mortalidad de más de 900 personas, ninguna atribuible a temperaturas; abril de ese mismo año registró otras 857.