La tradicional Caravana Blanca arrancó las actividades programadas en la Semana de Exaltación a la Virgen de Peñarroya. Un día especial para muchos ancianos, enfermos e impedidos que acudieron a la parroquia de Santa Catalina para reencontrarse con la madre y sentir su consuelo y protección. La actividad llenó de fieles el templo, en una jornada llena de emotividad.
La eucaristía comenzó con una original y descriptiva introducción a cargo de uno de los fieles asistentes. Vicente Sánchez-Reseco leyó el texto que aludía a este encuentro con la patrona. Parte del escrito de decía así: "Esta tarde, la Virgen de Peñarroya es, más que nunca, madre de la misericordia con los que lidian pacientemente con los avatares de la enfermedad y la vejez. También es madre del buen consejo, y sobre todo, es salud de los enfermos, fuerza en el dolor, la roca a la que aferrarse y la esperanza en Jesucristo".
El párroco Benjamín Rey ofició la ceremonia religiosa, ayudado por el sacerdote Feliciano Harindintwari. Durante la homilía, Rey habló de la debilidad que sufren ancianos y enfermos. "La debilidad nos ha envuelto siempre y hay gente que en medio de la debilidad entra en duda y en crisis, y piensa que Dios no existe o que está lejos. Que sepan que Dios existe y que siempre estará en todo momento para dar fuerza, aliento y esperanza".
Ancianos y enfermos se reencontraron con la Caravana BlancaTras la homilía, los sacerdotes se acercaron a todos los que solicitaron la unción, ungiéndolos en la frente y en las manos con el aceite debidamente bendecido. Una acción que buscaba apartar el mal y sanar a quienes recibieron el sacramento, además de unirse más estrechamente a Dios.
La Asociación Cultural 'Amigos de la Música' del Centro de Mayores, dirigida por Antonio Serrano Montoya, puso la nota musical en distintas partes de la eucaristía.