El profesor de religión del instituto sevillano Vicente Aleixandre decidió tratar algunos aspectos de moral con sus alumnos y para ellos les puso la película El Bus de la Vida. La cita trata el viaje diario de pacientes con cáncer en un autobús para ir al tratamiento en un hospital del norte de España y donde el optimismo va ayudando a la curación. Con esa película en mente, este profesor de Puertollano pidió a sus alumnos que escribieran cartas para los pacientes con cáncer, en las que también les dieran ánimos. «Lo primero que quería es que se acercaran a un desconocido porque en esta sociedad que ya ni nos saludamos en el ascensor, entablar una conversación con alguien que no conocemos es muy difícil», explicó el profesor. «Lo segundo era que le dieran aliento de esperanza y ver que hay personas que, aunque no te conozcan, te tienden la mano, te mandan mensajes de amor, de ayuda». 

Sus mensajes  han llegado a la asociación Santa Águeda de Puertollano y a la Asociación Española contra el Cáncer, en concreto a pacientes como María del Valle Rodríguez. Ella tuvo un cáncer de mama hace dos años y ha visto en esta iniciativa una oportunidad maravillosa de hablar de su caso, e incluso hacerse preguntas que ella no se había hecho.  «Hay quienes explican que quieren hacer medicina para ayudar ellos también». Son cartas que «te llegan al alma».  

La idea de la Asociación Española contra el Cáncer es que con estas cartas haya una interacción entre pacientes y alumnos. De hecho, Del Valle es una de las que va a responder a los estudiantes agradeciendo «esta idea tan bonita» y poniendo en valor que debería realizarse «en toda España». «Son como las cartas que se hacen a los abuelos y, en este caso, a quienes están empezando con los tratamientos les puede venir muy bien». 

Una lección de vida tras pasar un cáncer - Foto: Tomás Fernández de MoyaLa responsable de los Proyectos de Prevención de la organización, Carolina Castillejos, explicó que la idea es  seleccionar a los pacientes a los que estas cartas les pueden servir en su proceso. Por ejemplo, cita a J. A., una de las pacientes que tras leerla señalaba que la carta es «el mejor detalle» que había recibido de una persona desconocida en toda su vida. «Plasma bonitos deseos, esperanza y lo hace con un toque fresco y alegre, que infunde energía y vitalidad, ambas tan necesarias cuando se está pasando por un proceso oncológico».

Castillejos comentó que tras algunas cartas hay cuestiones que indagan en la enfermedad y su proceso. «Cómo te ha afectado en tu día a día, cómo te sentiste cuando te dijeron el diagnóstico, en qué has encontrado apoyo» y la idea, señaló Castillejos, es exponer algunos aspectos muy útiles para afrontar un cáncer pero también el día a día. «Los jóvenes de hoy tienen poca tolerancia a la frustración, no se desarrolla mucho en la adolescencia y la juventud, entonces parece que como ante una enfermedad no puedes hacer nada o ya está todo perdido» y las misivas y las respuestas que ahora irán dando servirán como una lección de vida tras pasar un cáncer. 

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