La Fundación Kirira realizan un viaje a zonas rurales de Kenia para apoyar a su contraparte local durante los meses de julio y agosto, dentro de la campaña anti-mutilación genital femenina. Por primera vez desde la pandemia, cuentan con la presencia de voluntarios de diversos perfiles que colaborarán en la ejecución de la campaña, entre ellos cinco castellanomanchegos.
La coordinadora de Kirira, María Boente, liderará el viaje gestionando parte de la logística y colaborando en la campaña de sensibilización, que enfatiza la importancia de erradicar la MGF a través de la educación y el empoderamiento comunitario.
Junto con los socios locales, Boente también recopilará sobre la tasa de abandono escolar y su relación con otras violencias basadas en el género como la mutilación genital femenina, el embarazo infantil y el matrimonio forzoso en las regiones de Tharaka, Tangulbei y Kuria. Esta información permitirá ajustar y mejorar nuestras estrategias educativas y de intervención.
Acompañando a la coordinadora estará un equipo multidisciplinar de siete voluntarios, cinco de ellos castellanomanchegos, quienes serán clave en diferentes aspectos de la campaña. Durante la campaña, se visitarán numerosas escuelas, proyectos productivos e infraestructuras, y se trabajará con una gran cantidad de personas, tanto niños como adultos, ha informado la Fundación en nota de prensa.
Entre los voluntarios que les acompañan cuentan con un fisioterapeuta, que intervendrá en la casa de acogida, proporcionando atención especializada a niños con problemas de movilidad; un arquitecto, que trabajará conjuntamente con el equipo de constructores locales, analizando el estado de las infraestructuras y proponiendo mejoras; una enfermera, que ayudará en la recolección de datos junto a María, especialmente en los temas relacionados con la salud, como la prevalencia de enfermedades dermatológicas… El intercambio cultural entre la comunidad y los voluntarios es un componente clave de este viaje.
A través de la convivencia y la colaboración diaria, tanto los voluntarios como los miembros de la comunidad tienen una oportunidad única de aprendizaje mutuo. En estas campañas no solo fortalecen los lazos interculturales, sino que también fomentan un entendimiento y respeto profundos, esenciales para el éxito de nuestras iniciativas.