La meteorología es una ciencia que no puede asegurar, pese al uso de satélites, resultados al cien por cien. Más que como una ciencia, Santiago Heredia lo entiende como un arte, como un ritual que debe hacerse con mucho cuidado y prestando atención a todos los detalles. Así, lleva haciendo las cabañuelas cerca de 30 años y, desde 2000, documenta todos sus datos y conclusiones en un cuaderno.
Cada experto tiene su forma de trabajar e interpretar las cabañuelas. Él lo hace fijándose en pocos elementos, pero con precisión, lo apunta todo para que luego no haya posibilidad de confusión. Su labor tiene mucho que ver con la intuición, pero necesita trabajo y minuciosidad, elementos que son fruto del saber hacer que le da la experiencia. De esta forma, relaciona los datos de los primeros doce días de agosto con los doce meses del año siguiente, de modo que el día uno corresponde a enero, el día dos se relaciona con febrero, y así sucesivamente.
Uno de los secretos es conocer con exactitud dónde está el norte. Los hormigueros sirven a este particular 'hombre del tiempo' para orientarse, ya que las hormigas construyen sus refugios siempre orientados hacia el norte, así que no tiene más que colocar un palo para que la sombra le indique lo que quiere saber. Después, orienta su termómetro mirando al norte porque así, según explica, consigue saber con mayor seguridad la temperatura que hace.
Conforme relata las particularidades de su tarea, se aprecia que Heredia sabe de lo que habla. Se enfunda las gafas para hacer sus anotaciones en el cuaderno. El día 1 de agosto, que se corresponderá con el mes de enero de 2016, comienza así «son las 8:30 de la mañana, el cielo está totalmente despejado, el viento en calma y la temperatura actual es de 20 grados ». Un poco más adelante continúa «a las 13:40 el viento está en calma y se divisan algunas nubes blancas como el algodón». Se fija en el vuelo de determinadas aves, que le indican la presión atmosférica. Atiende al movimiento de las hojas de los árboles, que señalan el viento y la única muestra de tecnología es el termómetro que utiliza. Sus previsiones solo dependen de la propia naturaleza.
«No es tan fácil como parece. Hay que saber hacerlo» dice Heredia con picardía. Por ello cuenta que en sus primeros años se equivocaba algo más, si bien actualmente sus vaticinios son certeros. En un radio de 150 kilómetros a la redonda acierta en el 80% de sus previsiones aproximadamente y este verano lo acertó por completo, según sostiene. Con temperaturas muy altas y sequía prolongada, según las cabañuelas del año pasado, los termómetros tendrán un respiro a partir de la segunda quincena de este mes de agosto, mientras que volverá a llover en la segunda quincena de octubre, asegura.
Heredia cuenta que le reclaman desde múltiples lugares de España, aunque recuerda que cuanto más se alejen del lugar de predicción, más fácil es que su pronóstico falle. Menciona una ocasión en la que marchó a Pozoblanco durante unos días para recoger datos sobre el tiempo en que había de celebrarse la Semana Santa. «En Andalucía suelen preguntarme el tiempo que va a hacer en Semana Santa y no les gusta si les digo que va a llover, pero eso no es culpa mía. En aquella ocasión, hace unos años, me llamaron de Sevilla y les dije que no se les ocurriera sacar a la Macarena porque se iba a mojar mucho»; para disgusto de los devotos de la Virgen Heredia acertó en su pronóstico. «Sacaron a la Virgen mirando al cielo... y al rato de salir tuvieron que buscar donde meterse porque llovía a mares», sentenció.
fiabilidad. También explica, algo molesto, que «hay quienes se toman esto a broma, pero lo que yo digo y los datos están ahí, se puede comprobar fácilmente si me equivoco o no». No tiene satélites ni instrumentos de alta tecnología, narra mientras señala al lugar donde hace sus mediciones pero, como él mismo afirma, estos aparatos no les sirven a las agencias de meteorología para acertar siempre.
La afición por esta técnica le viene por tradición y, simplemente, porque cuando lo empezó a hacer le gustó; motivos más que sobrados para seguir con el arte de las cabañuelas «un poco por brujería, un poco por tradición y, en otra parte, por promesa».
Cuando tenga todos sus apuntes anotados, después del duodécimo día, los analizará. La experiencia, sus conocimientos y la intuición serán sus instrumentos para pronosticar el tiempo del año 2016, así que no será hasta dentro de unos días cuando este 'hombre del tiempo' pueda decir cómo tratará el tiempo a los ciudadrealeños el año que viene. Mientras, Santiago Heredia sigue trabajando en su análisis con tesón.