La mascarilla había vuelto antes de ser obligatoria

Hilario L. Muñoz
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Los ciudadanos señalan que la recomendación bastaba para utilizarla, pero ven bien su obligación para los que deciden no utilizarla

Ángel García se coloca la mascarilla tras regresar a su coche a por ella. - Foto: Jesús Monroy

Acercarse ayer al hospital de Ciudad Real era casi como retroceder en el tiempo, a un momento de hace unos años, cuando todos los ciudadanos llevaban mascarilla. Lo mismo ocurría al acudir a un centro de salud, donde antes de que fuera obligatorio el cubrebocas,  ya eran muchos pacientes los que lo llevaban. Ayer el Ministerio de Sanidad volvió a hacer obligatoria la mascarilla, solo para hospitales y centros de salud, dejando fuera los centros sociosanitarios y las farmacias, y obligó, por un periodo de tiempo sin determinar, vendrá marcado por el informe Sivira, un documento que se publica los jueves, y en el que Castilla-La Mancha deberá de reflejar dos semanas de caída en la incidencia de los virus respiratorios.  

«Con los catarros que hay y la situación en la que estoy, me parece muy bien», comentaba Paqui Moreno, una paciente que salía del hospital, como tantos otros, con su mascarilla. «Creo que es mejor obligar en sitios así», indicaba, aunque ella la llevara puesta solo con la recomendación que se encuentra desde hace unos días en cada acceso al centro ciudadrealeño. 

Solo con el anuncio de la obligatoriedad de la mascarilla se ha producido un aumento de peticiones de mascarillas en las farmacias de la provincia esta semana. Esto ha provocado que algunos modelos no se encuentren disponibles, indicaron farmacéuticos consultados, aunque se trata de hechos puntuales. Como ejemplo, indicaron las de color o ciertos modelos, que ha costado más encontrar, señalaron. Lo que sí apuntaron es que estos días de atrás ha habido problemas con los test, fruto también de un repunte en la demanda tras las fiestas navideñas. 

El cartel, firmado por la dirección del hospital, donde se recomienda la mascarilla.El cartel, firmado por la dirección del hospital, donde se recomienda la mascarilla. - Foto: Jesús MonroyComo muestra de que eran mayoritarias, en casi una hora, en el mediodía de ayer, antes de la obligatoriedad, menos de una decena de personas accedieron sin mascarilla al hospital. Ángel García llegaba al hospital buscando una mascarilla para acceder a la consulta y decidió regresar al coche porque no la encontraba, aunque llegara unos minutos tarde a su cita médica. «Debe ser obligatorio, porque si no, no se la va a poner todo el mundo y no vamos a frenar los contagios», comentaba a las puertas del hospital de la capital.

Prevención.

«El COVID es un virus que está todavía aquí, que no se ha ido, y por desgracia tenemos que acostumbrarnos», señaló Luis Mario Sobrino, quien indicó que está en contra de «las obligaciones, en general», pero, en esta en particular, con el tema sanitario, «hay que hacer caso». Sin obligar, indicaba otra paciente, «no va a tener efectividad esta medida preventiva para evitar este pico de contagios que está habiendo».

«Si yo estoy constipada y vengo aquí tosiendo, ¿qué te parece que te eche todo?», indicaba, de una manera gráfica María José Romero. Se trata de «protección para todo el mundo, para uno mismo y para los demás», solo con el sencillo gesto de la mascarilla. En este sentido, Marta Aguirre, una de las pocas pacientes que llevaba doble mascarilla, apuntaba que como trabajadora sociosanitaria «tenemos que proteger a las personas mayores». Ella llevaba mascarilla, sin quitársela ni en un paseo. Señalaba que «tienen que imponerla o si no la gente pasa».