Ciudad Real echa el cierre a un bar cada tres días

Hilario L. Muñoz
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La provincia entra en cifras mínimas, con solo 2.300 locales abiertos, tras perder un 5% de los locales en 2022. Los hosteleros señalan al cambio por el acceso al crédito y la clientela

Un cartel de Se Vende en un establecimiento cerrado durante el año 2022. - Foto: Jesús Monroy

Un paseo por la zona del Torreón de Ciudad Real sirve para comprobar que algo está cambiando en el mundo de la hostelería. Un espacio donde hace años costaba encontrar un local libre empieza a tener muchas fachadas con el cartel de 'Se alquila' o 'Se vende'. Un realidad que no se da solo en la capital, sino que afecta a toda la provincia, donde en 2022 se perdió un establecimiento hostelero cada tres días, cerrándose 120, según los últimos datos del INE. 

Se trata de una tendencia que se extiende por toda España, donde desde la pandemia, el sector no levanta cabeza y cada año se acentúa el cierre de locales. Con las últimas cifras, publicadas en el último mes, solo dos provincias se salvan: Navarra y Guipúzcoa, mientras que Ciudad Real es el sexto territorio que más bares cierra en un año, al perder un 5 por ciento de sus locales. Se trata de una situación que para la hostelería ciudadrealeña viene de lejos. En 2013 había 2.755 bares.  Ahora son 2.300, con un componente que ha cambiado en este último año y es que se ha acelerado el proceso de cierre. De los últimos 15 años solo hay otro en que cerraron hubo más de un centenar de negocios cerrados, 2013. 

«Se están poniendo cada vez las cosas más complicadas para el empresario hostelero», señaló la gerente de la Asociación Provincial de Hostelería, Cristina Miranda, quien cree que «el empresario está, en muchos casos, ya muy limitado para poder crecer» y, al final se piensa la inversión en su establecimiento. A esto se suma que hay «un incremento desmesurado de todo» que afecta a las familias y que deriva, «en una detracción en el consumo», que impide hacer planes de viabilidad a los negocios. Un último aspecto a este cierre de negocios hosteleros es el acceso al crédito, muchos locales gastaron sus ahorros en los meses del COVID con el cierre por el confinamiento y esto ha hecho que «para emprender haga falta tener unas espaldas muy bien cubiertas», más si se tienen en cuenta los intereses que están fijando las entidades bancarias «y las previsiones que tenemos de incremento de materias primas, de productos, de suministros, de impuestos y de poner trabas a la actividad empresarial». 

cantidad y calidad. Más allá del propio hostelero, hay un cambio de tendencia en el consumo y que se muestra en que esta cifra mínima de bares y restaurantes en la provincia, que contrasta con que sea el momento de más calidad en la hostelería ciudadrealeña, que presume de dos estrellas Michelin y varios soles repartidos por todo el territorio. «El cliente va variando, va teniendo otro nivel de exigencias y eso va haciendo que el sector empresarial tenga que ir afinando también qué es lo que ofrece», indicó la gerente, quien dijo que esto conlleva picos altos y bajos de demanda, pero el problema es que los locales se cierran sin que lleguen nuevos empresarios, como ha ocurrido en otros momentos. 

Como ejemplo está el Torreón, donde Miranda expuso que se trata de un espacio donde desaparecen locales porque se suman las limitaciones que hay impuestas por la zona ZAS. «Se ha ejercido tal presión para ir limitando los establecimientos de hostelería que ya está dando sus frutos». «Realmente la zona está medio muerta, no se la puede presionar más» y, en su opinión, «lo que hay que hacer es favorecer que los establecimientos que están se mantengan y sigan manteniendo sus plantillas» y evitar que se cierren nuevos locales.